martes, 31 de octubre de 2017

LA MEJOR BIBLIOTECA DE AMÉRICA


Aunque suene increíble, en el siglo XVIII, el Perú llegó a tener la mejor biblioteca de América, según lo cuenta Luis Martín en el artículo «La biblioteca del colegio de San Pablo (1568-1767), antecedente de la Biblioteca Nacional», que forma parte del libro La Biblioteca Nacional: aportes para su historia.
Los hechos ocurrieron así:
El origen de la Biblioteca de San Pablo se remonta a abril de 1568, cuando el P. Gerónimo de Portillo y los primeros jesuitas llegaron a Lima. Antes de salir de Sevilla, Portillo gastó más de doscientos ducados en libros para el futuro San Pablo, y casi podría decirse que la biblioteca existió antes del Colegio. Una vez adquirido el terreno para edificar el Colegio, en la cuadra ocupada hoy por la Biblioteca Nacional y la Iglesia de San Pedro, uno de los primeros cuidados de Portillo fue edificar una pequeña biblioteca… (s. a.: 26).  
El crecimiento de la Biblioteca de San Pablo se explica en las siguientes líneas:
Desde 1569 todos los jesuitas venidos de Europa, no solo españoles, sino también italianos y alemanes, llegaban a Lima con nuevas aportaciones de libros. El primer Visitador jesuita del Perú, el Doctor Juan de la Plaza, por ejemplo, zarpó de Sevilla rumbo a Lima en octubre de 1574 trayendo libros por valor de quinientos ducados. El interés de Plaza en la incipiente biblioteca de San Pablo se refleja no sólo en la importante contribución de libros hecha por él en 1574, sino en el estudio que hizo de los fondos existentes y de la administración de la biblioteca… (s. a.: 26).  
El devenir de la Biblioteca de San Pablo, por cierto, no estuvo exento de adversidades:
… El 12 de diciembre de 1576 Plaza escribía al General de los Jesuitas en Roma y, entre otras cosas, le daba un informe preciso sobre el estado de la biblioteca. Plaza se queja de que está colocada en un sitio muy húmedo y que la humedad ha comenzado a hacer estragos en algunos de los libros. Más triste aún, Plaza informa al General, el catálogo original ha desaparecido y aún no se ha hecho el nuevo […]. Lo más lamentable para el Visitador fue comprobar que muchos de los libros traídos de Europa habían desaparecido para finales de 1576, quizá sacados de la biblioteca, sin permiso, por lectores sin escrúpulos (s. a.: 26).  
Con el tiempo el material bibliográfico de la Biblioteca de San Pablo se incrementó con las compras que realizaban los religiosos jesuitas:
Desde el período de Plaza se comienza a enriquecer la biblioteca de una manera más sistemática. En 1575 el General de los Jesuitas nombra un Procurador en Sevilla para gestionar los asuntos de los colegios de ultramar. Entre las órdenes dadas al Procurador está la de comprar libros para las bibliotecas que los jesuitas estaban formando en América. El Procurador, según las normas del General, no debería esperar a que le pidan libros, sino que irá comprando todo lo que vaya saliendo, no sólo en España, sino también en otros centros publicitarios de Europa… (s. a.: 26).  
Y también con las donaciones de bibliotecas enteras:
… La riqueza de la biblioteca se vio aumentada notablemente en 1602, cuando Don Francisco Coello, ex-profesor [sic] de la Universidad de Salamanca y Alcalde de Corte en Lima desde 1592, entró en la Compañía de Jesús y donó su biblioteca particular al Colegio de San Pablo. La donada biblioteca contenía una abundante colección de libros de leyes y no pocos de matemáticas y geometría… (s. a.: 27).  
Muchas décadas después, ocurre lo inesperado:
…En la segunda mitad del siglo XVIII la Biblioteca de San Pablo contaba con casi 40.000 volúmenes*, mientras la renombrada Universidad de Harvard, en las colonias inglesas, tenía una biblioteca que no llegaba en aquellos años a los 4.000 volúmenes*… (s. a.: 25).  
El siguiente dato permite dar fe de que esta fue una labor de verdaderos humanistas, bibliófilos y amantes del saber:
…Los libros coleccionados en la gran biblioteca limeña estaban escritos en una verdadera Babel de lenguas antiguas y modernas, en hebreo, griego, latín, árabe, italiano, francés, alemán, catalán, español, y en las más importantes lenguas aborígenes del Nuevo Mundo. La inmensa mayoría de las obras guardadas en la biblioteca de Harvard estaban impresas en latín, y pocas se encontraban en lenguas modernas fuera del inglés (s. a.: 25 y 26).  
Lo señalado ayuda a tener una mejor idea del valor y la importancia de la Biblioteca de San Pablo. Solo un detalle más, según el historiador Juan Orrego, el verdadero nombre de la iglesia, cuando se construyó por los jesuitas, fue el de «Colegio Máximo de San Pablo».
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* Según la página web de la Misión Jesuita Peruana, el número de libros en realidad era de 43.000.    
Nota: La imagen de la iglesia de San Pedro en el siglo XIX, en donde se encontraba antiguamente el Colegio de San Pablo, al inicio de esta entrada, fue tomada de la siguiente dirección electrónica: https://goo.gl/VdBiYQ


Bibliografía

MARTÍN, Luis. «La biblioteca del colegio de San Pablo (1568-1767), antecedente de la Biblioteca Nacional». En La Biblioteca Nacional: aportes para su historia. Lima: Biblioteca Nacional del Perú, s. a. Consultado el 30 de octubre del 2017 en https://goo.gl/SdtHoM
MISIÓN JESUITA PERUANA. «Colegios jesuitas». En página web Misión Jesuita Peruana, s. a. Consultado el 30 de octubre del 2017 en https://goo.gl/SHNNWW
ORREGO PENAGOS, Juan Luis. «Los jesuitas en Lima (1)». En Blog de Juan Luis Orrego Penagos, 2 de noviembre del 2011. Consultado el 30 de octubre del 2017 en https://goo.gl/VdBiYQ

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