miércoles, 19 de febrero de 2014

CÓMO LEÍA EDGAR ALLAN POE


En su libro Marginalia, Edgar Allan Poe explica su inclinación por hacer anotaciones en los libros que leía. El escritor da a conocer ello en las siguientes líneas:

Al adquirir libros he procurado siempre que tuvieran amplios márgenes, no tanto por amor a los bellos volúmenes como por la facilidad que ofrecen para anotar allí los pensamientos que sugieren, coincidencias y desacuerdos de opinión o breves comentarios críticos en general. Si lo que debo anotar excede de los estrechos límites de un margen, lo escribo en una tira de papel que coloco entre las páginas, cuidando de fijarla con ayuda de una mínima cantidad de goma. (2004: 118).

Pero Poe era mucho más que un mero precursor del pósit (del inglés Post-it, marca registrada, según el Diccionario, de la Real Academia Española: http://lema.rae.es/drae/?val=posit). El creador de El cuervo señalaba, además, que dicha actividad le proporcionaba «placer», y la definía del siguiente modo:

Las anotaciones puramente marginales, que no apuntan a la libreta de memorándums, tienen carácter propio, y su claro propósito consiste en no tener propósito alguno; es esto lo que les da valor. Su puesto se encuentra algo más arriba de los comentarios casuales y desordenados de las charlas literarias, pues éstas no pasan con frecuencia de «charlas por la charla misma», que brotan irreflexivamente de la boca. La marginalia, en cambio, nace de apuntaciones deliberadas, porque la mente del lector desea descargarse de un pensamiento, por más petulante, tonto o trivial que sea; de un pensamiento, sí, y no meramente de algo que hubiera podido llegar a ser un pensamiento con el tiempo y bajo circunstancias más favorables. En la marginalia, además, nos hablamos a nosotros mismos, y, por tanto, lo hacemos con soltura, con audacia, con originalidad, con abandonnément, sin afectación… (2004: 119).

No obstante, Julio Cortázar, el traductor de la obra, advierte que el libro de Poe no está compuesto exclusivamente de anotaciones al margen:

Esta colección de fragmentos y opiniones tiene un triple origen. Proviene en parte, como lo dice el autor, de anotaciones al margen de sus libros; otros pasajes han sido desglosados de reseñas y ensayos propios; otros, finalmente, son rápidos apuntes nacidos de una frase o un verso que habían llamado la atención de Poe, y que esperaban turno para incorporarse a algún trabajo extenso. (2004: 167).

Para Cortázar, además, no todo lo recopilado en Marginalia es valioso; no obstante, hay en ella, señala el escritor argentino, citando a Shanks, «un apreciable número de fragmentos de primera fuerza, donde Poe se revela en toda su agudeza y su sensibilidad». (2004: 167).

Una muestra de ello es la que ofrecemos a continuación:

XVII
En el cuento propiamente dicho —donde no hay espacio para desarrollar caracteres o para una gran profusión y variedad incidental—, la mera construcción se requiere mucho más imperiosamente que en la novela. En esta última, una trama defectuosa puede escapar a la observación, cosa que jamás ocurrirá en un cuento. Empero, la mayoría de nuestros cuentistas desdeñan la distinción. Parecen empezar sus relatos sin saber cómo van a terminar; y, por lo general, sus finales —como otros tantos gobiernos de Trínculo—, parecen haber olvidado sus comienzos. (2004: 130).

Una reflexión final: sería interesante que se pudiera investigar cuánto sirvieron estas anotaciones al margen a Edgar Allan Poe para afinar su capacidad de observación, desarrollar su inteligencia lingüística y convertirlo en uno de los mejores escritores de la literatura universal.

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Nota: La caricatura de Edgar Allan Poe, de Julio Ibarra, al inicio de esta entrada, se obtuvo de la siguiente dirección electrónica: http://julioibarracaricaturas.blogspot.com/2010/03/el-cuervo_28.html#comment-form


Bibliografía

ALLAN POE, Edgar. Marginalia. Obras completas. Tomo II. España: RBA Coleccionables, 2004.