jueves, 24 de noviembre de 2011

EL ERROR DEL REY



En ocasiones, después de leer un texto, sentimos que si no nos ha quedado claro lo que plantea o propone es porque no lo hemos leído bien o no hemos procesado adecuadamente la información, sin embargo no siempre resulta eso cierto. No pocas veces es el mismo texto el que contiene el defecto y no nos permite tener una visión panorámica clara de su contenido.

Un ejemplo de ello lo encontramos descrito en el libro El arte de enseñar (1959), de Gilbert Highet; en él se señala lo siguiente: «Muchos libros de texto cometen el error del Rey; no le informan al lector claramente lo que va a aprender. Cuando está aprendiendo, no le muestran la relación de cada parte con el conjunto, y normalmente terminan, no con una conclusión razonable y una recapitulación, sino de manera repentina y quizás torpe. Recuerdo muy bien la primera vez que leí a Homero; fue en un horrible libro marrón; el erudito que lo había editado había escrito notas de explicación de cada verso (principalmente sobre ese tema apasionante que es la gramática homérica) pero no se le había ocurrido informarme:

»—quién fue Homero, si es que fue alguien,

»—donde vivió y cuándo,

»—qué era la Ilíada,

»—qué era el libro I de la Ilíada (yo no comprendía cómo un libro podía contener otros libros, y no lo descubrí hasta que me enteré de que eran los rollos de papiros),

»—cuál era el plan general del poema y cómo el libro I se relacionaba con él,

»Ni de responder a cientos de otras sencillas preguntas que se me ocurrían mientras traducía obedientemente. Simplemente comenzó a hablar en el primer verso, se detuvo en el verso 611, y desapareció como si no hubiera sido un hombre sino un torrente de palabras saliendo de un dictáfono.

»Ésa era una experiencia corriente y todavía lo es…» (1959: 98 y 99).

Algo similar aunque en menor dimensión ocurre con las noticias que publican algunos diarios, y puedo mencionar aquí también un ejemplo de ello. Si un hecho ocurrió el 24 de noviembre y el 25 te informan sobre ello, el 26 ya no repiten sintéticamente la noticia, sino que dan por sobrentendido que uno la leyó el día anterior (lo que no siempre sucede), y continúan con la secuencia de acontecimientos como si se tratase del segundo capítulo de una novela.

En esos casos, el grado de incomprensión no se debería a una falta de capacidad de asimilación del lector, sino a defectos del texto, como el «error del Rey», así bautizado por Higuet. Pero es necesario indicar y advertir que de esta situación solo pueden percatarse los lectores que han alcanzado un grado de comprensión que se ubica en el nivel crítico, es decir, en el más alto.

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Nota: La foto de Gilbert Higuet que aparece en la parte superior de este envío fue tomada de la siguiente dirección electrónica: http://www.columbia.edu/cu/alumni/Magazine/Fall2001/Highet.html


Bibliografía

HIGUET, Gilbert. El arte de enseñar. 2da ed. Buenos Aires: Editorial Paidós, 1959.