jueves, 5 de septiembre de 2013

UNA FORMA SENCILLA DE PRACTICAR LA LECTURA


Aprender a identificar en una obra los pasajes que encierran un mensaje con sentido completo sobre la naturaleza humana, y que se pueden leer de manera independiente, es, como se dice en el título de esta entrada, una forma sencilla de practicar la lectura.

Este ejercicio ayuda a entrenar el ojo en detectarlos rápidamente. Cuando esto suceda, no olviden subrayar la línea o líneas con el lápiz y apuntar en la última hoja en blanco de su libro el número de página en que se encuentra. Así,  si olvidan donde la vieron bastará con revisar sus apuntes.

En una página web se dice algo que es muy cierto: «Tal como sospechábamos: no todos aquellos que citan frases de los maestros de la literatura o de la ciencia las han extraído de las páginas originales. Algunos, por no decir la mayoría, se han valido de los muchos diccionarios de citas que salen al mercado. No es ningún pecado, sólo es la realidad» (ver:  http://www.profes.net/varios/minisites/aprender/contficha.asp?id_contenido=315&cat=C%F3mo+usar+el+diccionario&seccion=).

En Lima, es usual ver en las calles folletos en venta que contienen máximas y sentencias de los grandes pensadores; pero estos con frecuencia no mencionan el libro de donde extrajeron el fragmento ni la página o capítulo al que pertenece. Lo que nos puede llevar a pensar que se trata de una recopilación de otras recopilaciones y donde el riesgo de error y confusión es muy grande.

Por ello, mi recomendación es que si se animan a ejercitarse en este pasatiempo, sería mejor transcribir la cita encontrada en una ficha y  tomar nota del nombre del autor, del título de la obra, de la ciudad, la editorial, el año y el número de la página. Una cita con toda esa información es más útil y confiable que aquellas que no la tienen, pues uno puede corroborar si realmente lo dijo tal autor en tal obra, de tal edición, de tal año y en tal página. Y si te llega a gustar esa práctica puedes armar un pequeño diccionario de citas y pensamientos, y si es de autores peruanos, pues mucho mejor.

Una cita extraída por uno mismo tiene más posibilidades de ser recordada y te permite disfrutar de la satisfacción personal que implica el saber que puedes confeccionar tu propia antología de citas y el de poseer un tesoro de sabiduría que lo puedes emplear para cualquier eventualidad e incluso cuestionarlas (como lo proponen en la web profes.net. mencionada).

En esta labor uno tiene que saber a qué libros recurrir porque hay textos en donde no vas a encontrar un solo pensamiento. Lo ideal para este trabajo es revisar a los autores clásicos, con ellos no hay pierde.

Esta forma de leer, sin embargo, puede traer el inconveniente de distraer la atención del lector del argumento y la trama de la historia. Por ello, es mejor practicarla tomando en cuenta su significado con relación a la historia que se lee.

Acá les muestro algunos ejemplos de citas extraídas del más grande dramaturgo de todos los tiempos: William Shakespeare. Tal vez he exagerado en la precisión del dato, pero ello fue porque disfruté mucho con la pesquisa realizada.


«El que padece de vértigos se imagina que el mundo da vueltas a su alrededor».
(Lo dijo la viuda en La doma de la bravía. Madrid: Santillana Ediciones Generales, 2003. [Trad. de Luis Astrana Marín], t. II, acto V, escena II, p. 521).

«La propiedad de la clemencia es que no sea forzada; cae como la dulce lluvia del cielo sobre el llano que está por debajo de ella; es dos veces bendita: bendice al que la concede y al que la recibe».
(Lo dijo Porcia en El mercader de Venecia. Madrid: Santillana Ediciones Generales, 2003. [Trad. de Luis Astrana Marín], t. II, acto IV, escena I, p. 157).

«¡Amigo! ¡No escondáis el rostro bajo el sombrero! Entregad palabras al dolor, que la angustia que enmudece susurra palabras al oído del roto corazón, hasta que lo mata del todo».
(Lo dijo Malcolm en Macbeth. Barcelona: Ediciones Castell, 1981 [trad. de Ramiro Pinilla], acto IV, escena III, p. 430).

«¡Lo justo y lo noble nunca parece bien a los malos! Las almas despreciables sólo se alimentan de sí mismas».
(Lo dijo el duque de Albania en El rey Lear. Barcelona: Ediciones Castell, 1981 [trad. de Ramiro Pinilla], acto IV, escena II, p. 347).

«A un espíritu noble le agravian las ofrendas si no vienen respaldadas por el afecto».
(Lo dijo Ofelia en Hamlet. Barcelona: Ediciones Castell, 1981 [trad. de Ramiro Pinilla], acto III, escena I, p. 227).

«La malicia no descubre su verdadero semblante hasta consumar su obra».
(Lo dijo Yago en Otelo. Barcelona: Ediciones Castell, 1981 [trad. de Enrique Chueca], acto II, escena I, p. 37).

«¡Los hombres son algunas veces dueños de sus destinos! ¡La culpa… no es de nuestras estrellas, sino de nosotros mismos, que consentimos en ser inferiores».
(Lo dijo Casio en Julio César. Madrid: Santillana Ediciones Generales, 2003. [trad. de Luis Alberto Marín], t. I, acto I, escena II, p. 480).

«El amor es humo engendrado por el hálito de los suspiros. Si lo alientan, es chispeante fuego en los ojos de los enamorados. Si lo contrarían, un mar nutrido con lágrimas de amantes. ¿Qué otra cosa más? Cuerdísima locura, hiel que endulza y almíbar que amarga».
(Lo dijo Romeo en La tragedia de Romeo y Julieta. Madrid: Santillana Ediciones Generales, 2003. [trad. de Luis Alberto Marín], t. I, acto I, escena I, p. 275).




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Nota: La imagen al inicio de esta entrada fue tomada de la siguiente dirección electrónica: http://en.wikipedia.org/wiki/File:William_shakespeare.jpg