sábado, 26 de agosto de 2017

CUATRO CHISTES DE QUEVEDO



Esta entrada se alinea con los investigadores que recomiendan emplear el humor e incluso los chistes como estrategia didáctica (Ricard Morant, 2006) y recurso didáctico (Carmen García, 2005), o proponen una pedagogía del humor (Jesús Fernández, 2003) en una clase de educación básica o superior.
De hecho, durante mi experiencia docente en una escuela pública de Lima, Perú, también tuve la oportunidad de poner en práctica el uso de este recurso (véase: http://bit.ly/2wwAXgs).  
Lo señalado viene a propósito del hallazgo en la web del artículo de María del Mar Jiménez Montalvo titulado «Una pequeña colección de chistes de Quevedo», «recogidos de la tradición oral del pueblo de Terrinches (Ciudad Real)», España (2011: 129), que hasta el año 2011 permanecieron inéditos.
Parafraseando al profesor José Manuel Pedrosa, la autora señala lo siguiente respecto a lo ocurrido con la figura de Quevedo en el imaginario popular de aquel pueblo español:
… la metamorfosis de un escritor célebre y de gran prestigio en personaje y protagonista de chistes y de anécdotas disparatadas, muy populares y resistentes al paso de los siglos, es un fenómeno documentado no solo en la nuestra, sino en diversas tradiciones culturales (véase Pedrosa, 2003: 179-191). Pero, seguramente, el literato al que más chistes y anécdotas se han atribuido sea el genial Francisco de Quevedo (Madrid, 1580-Villanueva de los Infantes, 1645). Y es que este gran autor del Siglo de Oro, considerado el maestro de la agudeza verbal en español, demostró su fuerte personalidad e ingenio tanto en su vida cotidiana como en su obra; de hecho, incluso, escribió un libro de chistes […]. Un siglo después de su muerte, a mediados del siglo XVIII, su figura de personaje folclórico y héroe burlador se había convertido ya en protagonista de numerosas anécdotas chistosas de carácter popular que circulaban por toda nuestra geografía, las cuales constituyen casi un subgénero de la cuentística española (2011: 130). 
En su estudio, María Jiménez documenta siete chistes quevedianos  (a los que la investigadora les ha colocado un título) recogidos en Terrinches, de los que voy a reproducir cuatro, los más graciosos. Y para quien quiera consultar los otros tres, les dejo aquí la dirección electrónica (véase: http://bit.ly/2w6i7Ma) y también en la bibliografía.
De algunos de los chistes se ofrece más de una versión. Cuando así ocurra, citaré la que considere la más lograda, desde un punto de vista humorístico, claro está.
El primero emplea un recurso léxico-semántico basado en la polisemia (‘pluralidad de significados de una expresión lingüística’, según el Diccionario de la lengua española [DLE, 2014], de la Real Academia Española [RAE] y la Asociación de Academias de la Lengua Española [Asale]) y lleva por título «Quevedo desterrado…»; pero como la versión recogida por José Manuel Pedrosa, citado por María Jiménez, me gustó más que la del informante de Terrinches, es la que reproduzco:
El rey le expulsó de España a Quevedo, y le prohibió volver a pisar tierra española, y se fue a Portugal. Y cargó un carro de tierra y se sentó encima de la tierra. Y al pasar por el palacio, se puso de pie en el carro. Y entonces el rey dice que cómo tenía valor de volver a España habiéndole prohibido que pisara tierra española. Dice:
—Perdone Su Majestad, pero yo vengo pisando tierra portuguesa (Pedrosa, 2003; 179-191) (2011: 131).
El segundo chiste muestra cómo se puede salir bien librado de un aprieto con ingenio y agudeza, y se titula «Quevedo y el caballo del rey…»:
El rey tenía su caballo preferido enfermo, y mandó a Quevedo que fuera a ver al prado si estaba vivo o muerto, y le dijo:
—Si está muerto, no me lo digas que te castigo.
Y volvió Quevedo diciendo:
—El caballo de mi Bamba
ni come, ni bebe, ni anda.
Está tumbado en el prado,
le entran moscas por la boca,
y le salen por el rabo.
Dice [el rey]:
—Entonces, ¿qué quieres decir? ¿qué está muerto?
Y [Quevedo] dice:
—Usted lo ha dicho, que yo no he sido (2011: 133).
El tercer chiste lo intitularon «Quevedo y la reina coja…», y se ha convertido en uno de los más conocidos y empleados incluso en las escuelas de secundaria como ejemplo de uso de la figura literaria llamada calambur (que consiste en la ‘agrupación de varias sílabas de modo que alteren el significado de las palabras a que pertenecen, como en este es conde y disimula’, según el DLE [2014], de la RAE y la Asale), y es este:
Resulta que la reina se encojó, y no quería nadie decirle que estaba coja. Entonces, Quevedo dice:
—¿Que no se le puede decir? ¡Verás cómo yo le voy a decir que está coja!
—Muchacho, ¿cómo le vas a decir…? Si le dices que está coja, te matan.
Dice [él]:
—Pos verás cómo no me van a matar, y se lo voy a decir yo en su cara.
Entonces cogió un clavel y una rosa, y se los llevó [a la reina]:
—Entre el clavel y la rosa,
Su Majestad es-coja (2011: 136).
Del cuarto, titulado «Quevedo y los gañanes» (y que se puede emplear en una clase sobre la rima), en vista de que es algo extenso, voy a reproducir el fragmento que me ha deleitado más, el cual es el siguiente:
… Y luego más pa alante, había otro gañán y estaba en el camino también… Y por la cuenca del ojo de una calavera, había una flor muy bonita, y le dijo el gañán:
—¿Qué te parece? ¡Qué flor más bonita!
[Quevedo] se quedó parao, y dice:
—Flor que ende que nacistes
vas con la mala suerte,
al primer paso que distes,
tropezastes con la muerte.
Si te cojo, te marchitas.
Si te dejo, es cosa a suerte.
El dejarte con la vida
es dejarte con la muerte (2011: 138 y 139).
Quienes quieran promover la lectura o hacer un uso pedagógico de los chistes quevedescos, pueden consultar los textos mencionados en la bibliografía.
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Nota: La imagen de Quevedo, al inicio de esta entrada, fue tomada de la siguiente dirección electrónica: http://bit.ly/2iy5PaE


Bibliografía

FERNÁNDEZ SOLÍS, Jesús Damián. «El sentido del humor como recurso pedagógico: hacia una didáctica de las didácticas». En Pulso 26, 2003, 144-157. Consultado el 26 de agosto del 2017 en http://bit.ly/2wQARQz
GARCÍA PÉREZ, José Blas. «Humor y educación: unidos por la risa». En blog INED 21, 14 de octubre del 2015. Consultado el 22 de agosto del 2017 en http://bit.ly/2wQARQz
GARCÍA SURRALLÉS, Carmen. «El chiste como recurso en la didáctica de la primera lengua». El Guiniguada. Actas del II Congreso Internacional de la Sociedad de Didáctica de la Lengua y la Literatura, I (3), 1992, 57-63. Consultado el 22 de agosto del 2017 en http://bit.ly/2w6ajKj   
JIMÉNEZ MONTALVO, María del Mar. «Una pequeña colección de chistes de Quevedo». Revista de Estudios del Campo de Montiel (RECM), 2 (2), 2011, 129-141. Consultado el 18 de agosto del 2017 en http://bit.ly/2w6i7Ma
MORANT, Ricard. «¿Con humor se explica y se aprende una lengua mejor?». Pragmalingüística, 14, 2006, 87-99. Consultado el 22 de agosto del 2017 en http://bit.ly/2vfkbT9
ROMÁN ENCINAS, Marco Antonio. «Textos lúdicos». En blog Leer Es Divertido, 26 de noviembre del 2012. Consultado el 22 de agosto del 2017 en http://bit.ly/2wwAXgs