miércoles, 31 de octubre de 2012

LA CAPITAL MUNDIAL DEL LIBRO I



Origen del término

El origen del concepto de Capital Mundial del Libro (CML) se remonta al año 2000. En la página web de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) encontré información sobre ello: «Desde el año 2000, el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor ha inspirado otra iniciativa de las organizaciones profesionales que reciben la ayuda de la UNESCO y el apoyo de los Estados: Capital Mundial del Libro. Cada año se elige una ciudad que obliga a mantener, a través de sus propias iniciativas, el impulso de las celebraciones del Día hasta el 23 de abril del año siguiente. Casi todas las regiones del mundo, a su vez, ya han participado en este proceso, que transforma así la celebración de libros y derechos de autor en una actividad periódica, que extiende aún más la influencia geográfica y cultural de los libros» (ver: http://www.un.org/es/events/bookday/background.shtml).

En el 2001, la UNESCO eligió a Madrid CML: «Tras el éxito de esta iniciativa, la Conferencia General aprobó la Resolución 31 C/29, 2 de noviembre del 2001, por la que se dispone la elección anual de una capital» (ver: http://portal.unesco.org/culture/admin/ev.php?URL_ID=24019&URL_DO=DO_TOPIC&URL_SECTION=201&reload=1349736562).

 

Relación de ciudades elegidas como CML

Las ciudades elegidas como CML en los siguientes años fueron:

Ø  Alejandría (Egipto, África) en el 2002.

Ø  Nueva Deli (India, Asia) en el 2003.

Ø  Amberes (Bélgica, Europa) en el 2004.

Ø  Montreal (Canadá, América) en el 2005.

Ø  Turín (Italia, Europa) en el 2006.

Ø  Bogotá (Colombia, América) en el 2007.

Ø  Ámsterdam (Países Bajos, Europa) en el 2008.

Ø  Beirut (Líbano, Asia) en el 2009.

Ø  Liubliana (Eslovenia, Europa) en el 2010.

Ø  Buenos Aires (Argentina, América) en el 2011.

Ø  Ereván (Armenia, Asia) en el 2012.

Ø  Bangkok (Tailandia, Asia) en el 2013.

Ø  Port Harcourt (Nigeria, África) en el 2014.

El continente que aparece mencionado más veces en la relación de arriba es Europa (cinco veces), le sigue Asia (cuatro veces), después está América (tres veces) y, por último, África (dos veces). Oceanía no aparece una sola vez.

 

El Comité de Selección

Sobre los que realizan la evaluación para la elección de la CML, hay que señalar lo siguiente: «La Unión Internacional de Editores (UIE - IPA), la Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios (IFLA), así como la Federación Internacional de Libreros (IBF) están asociadas a esta iniciativa y participan junto con la UNESCO en el Comité de Selección, a fin de garantizar una representación justa de las organizaciones profesionales internacionales». (ver: http://portal.unesco.org/culture/admin/ev.php?URL_ID=24019&URL_DO=DO_TOPIC&URL_SECTION=201&reload=1349736562).

 

Los criterios de selección

Los criterios de selección propuestos para reconocer a una ciudad con este título son los siguientes: «Los programas candidatos, razonados y acompañados de una carta de presentación o apoyo del alcalde de la ciudad, tendrán por objetivo promover la difusión del libro y fomentar la lectura durante el periodo abarcado entre la celebración de dos días mundiales del libro y del derecho de autor (23 de abril). El comité de selección examinará cada programa de candidatura, fomentando la participación por turno de todas las regiones del mundo, en conformidad con los criterios siguientes:

  • Proponer un programa de actividades especialmente concebido para la duración del nombramiento de la ciudad ganadora y que no serían puestos en marcha más que en caso de designación;
  • Un esquema general de gastos planificados y una estrategia para identificar recursos financieros1;
  • Nivel del compromiso municipal, nacional e internacional, e impacto potencial del programa;
  • Cantidad y calidad de actividades esporádicas o permanentes organizadas, respetando plenamente a los varios actores de la cadena de libros, por la ciudad candidata en cooperación con organizaciones profesionales, nacionales e internacionales, que representen a autores, editores, libreros y bibliotecarios;
  • Cantidad y calidad de cualquier otro proyecto significativo que tenga por objeto promover y fomentar el libro y la lectura;
  • Conformidad con los principios de libertad de expresión, libertad de publicar y difundir la información, enunciados en el Acto constitutivo de la UNESCO, así como en los artículos 19 y 27 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en el Acuerdo sobre la Importación de objetos de carácter educativo, científico o cultural (Acuerdo de Florencia)». (Ver: http://portal.unesco.org/culture/admin/ev.php?URL_ID=24019&URL_DO=DO_TOPIC&URL_SECTION=201&reload=1349736562).

 

Una nominación sin implicación presupuestaria

Algo que llama mucho la atención y que no se resalta lo suficiente en la nota informativa del portal de la UNESCO es el siguiente dato: «La nominación, que representa un acto de reconocimiento cargado de fuerza simbólica, no tiene ninguna implicación presupuestaria» (ver: http://portal.unesco.org/culture/admin/ev.php?URL_ID=24019&URL_DO=DO_TOPIC&URL_SECTION=201&reload=1349736562). Es decir, si una ciudad es elegida como CML, ninguna de las instituciones involucradas en el evento otorgará financiamiento alguno para las actividades que se realizarán durante un año en beneficio del libro y la lectura.

En el siguiente envío veremos algunas de las actividades de promoción del libro y la lectura implementadas en algunas de las ciudades mencionadas, y que están dirigidas principalmente a los niños y jóvenes.

 

 

1 Este criterio no aparece en la versión en español de la nota informativa que aparece en el portal de la ONU, sino en la versión en inglés de la nota informativa del portal de la UNESCO: «a general outline of expenses planned and a strategy to identify possible financial resources». (Ver: http://portal.unesco.org/culture/es/ev.php-URL_ID=24019&URL_DO=DO_TOPIC&URL_SECTION=201.html). La traducción que aparece líneas arriba es mía.

 

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Nota: La foto de Matenadaran, la biblioteca de libros antiguos más rica del mundo, que se encuentra en Ereván (Armenia), al inicio de esta entrada, fue tomada de la siguiente dirección electrónica: http://libroantiguomania.blogspot.com/2007/04/la-biblioteca-de-libros-antiguos-ms.html

 


Bibliografía

 
organización de las naciones unidas. «Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor».  Portal de la Organización de las Naciones Unidas. Consulta: 30 de septiembre del 2012. <http://www.un.org/es/events/bookday/background.shtml>

unesco. «Un acto de reconocimiento para el mejor programa a favor del libro y de la lectura».  Portal de la UNESCO. Consulta: 08 de octubre del 2012. <http://portal.unesco.org/culture/admin/ev.php?URL_ID=24019&URL_DO=DO_TOPIC&URL_SECTION=201&reload=1349736562>

unesco. «An acknowledgement of the best programme dedicated to books and reading».  Portal de la UNESCO. Consulta: 08 de octubre del 2012. <http://portal.unesco.org/culture/es/ev.php-URL_ID=24019&URL_DO=DO_TOPIC&URL_SECTION=201.html>

domingo, 30 de septiembre de 2012

LA CAPITAL MUNDIAL DE LA LECTURA


En una entrada de la educadora y comunicadora ecuatoriana Rosa María Torres, que aparece en su blog Otra Educación, se resaltan los grandes logros que ha tenido Finlandia como país del primer mundo, que se hacen más destacables si se toma en cuenta que antes de llegar a ese nivel  aquel país era considerado como el más pobre del norte de Europa. Así lo presenta la autora: «Elegido en 2010 como "mejor país para vivir" por la revista Newsweek; Helsinki, la capital, elegida en 2011 "mejor ciudad del mundo para vivir" por la revista británica Monocle. En los primeros lugares en el ranking de los países más democráticos y también de los menos corruptos (Transparency International 2011). Uno de los cinco "países más felices del mundo", según la encuesta Gallup (2010); uno de los más prósperos, según el Legatum Prosperity Index (2011); uno de los económicamente más competitivos según el Índice de Competitividad Global del Foro Económico Mundial; primero en la Clasificación Mundial de Libertad de Prensa 2011-2012; uno de los tres primeros en el Índice Mundial de Conectividad 2012 estimado por el Foro Económico Mundial (pionero en establecer el acceso a Internet y a banda ancha como un derecho ciudadano, en 2010). Uno de los cinco mejores países para ser madre, según el Informe Mundial de las Madres de Save the Children (2011)». (Véase: http://otra-educacion.blogspot.com.es/2011/06/glosario-minimo-sobre-la-educacion-en.html).
A esta larga relación de distinciones habría que agregarle otras mencionadas por Andrés Oppenheimer en su libro ¡Basta de historias! La obsesión latinoamericana con el pasado y las 12 claves del futuro: «[Finlandia] Está en el primer puesto del ranking de los países más democráticos del mundo de la organización Freedom House (…), y es el país con el mayor número de investigadores científicos per cápita en el Índice de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas». (2010: 63).
Sin embargo, allí no acaba todo, para la investigadora ecuatoriana, «la principal razón por la que Finlandia ha pasado a ser conocida y admirada en el mundo entero en los últimos años es, sin duda, su educación.
»Los resultados de las pruebas escolares PISA (prueba trianual aplicada por la OCDE desde 2000 a alumnos de 15 años en los países de la OCDE así como en varios países en desarrollo, para medir sus capacidades en lectura, matemáticas y ciencias) han ubicado a Finlandia, reiteradamente, en los primeros lugares. En la primera evaluación, Finlandia cobró notoriedad mundial al ubicarse en primer lugar en lectura, cuarto en matemática y tercero en ciencias. En la segunda evaluación, en 2003, incluso mejoró sus resultados. Dichos resultados son sorprendentemente uniformes entre la población escolar —la diferencia entre los mejores y los peores resultados de PISA es la más pequeña del mundo— mostrando un país equitativo, con real igualdad de oportunidades. El abandono escolar es muy bajo, en un contexto europeo y mundial caracterizado por preocupantes niveles de abandono escolar, sobre todo en el nivel medio (OECD, Report on Equity and Quality, 2012)». (Véase: http://otra-educacion.blogspot.com.es/2011/06/glosario-minimo-sobre-la-educacion-en.html).
La razón por la que hemos mencionado estos datos es porque, según la nota informativa de Paola Ortiz titulada «Quién lee más y mejor en el mundo» de la página electrónica Univisión Online, hay países que tienen el más alto porcentaje de lectores: «Suecia encabeza la lista. De acuerdo con el Eurobarómetro, un reporte de la opinión pública en  la Unión Europea, el 80 por ciento de los suecos ha leído al menos un libro en su vida.

»En la misma lista le siguen los finlandeses con un 75 por ciento y los británicos, con un 74 por ciento. De acuerdo con este reporte, en promedio 60 por ciento de los europeos ha leído al menos un libro en los últimos doce meses.
»Sin embargo, de acuerdo con los diagnósticos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Finlandia encabeza la lista de los que mejor entienden lo que leen, seguido por Canadá, Nueva Zelanda y Australia». (Véase: http://archivo.univision.com/content/content.jhtml?cid=1072656).
Tenemos, entonces, que los finlandeses cuentan con la mejor educación del mundo y, como consecuencia natural de ello, tienen los porcentajes más altos de lectores  y lideran la lista de los que mejor comprenden lo que leen. A esta habilidad lectora se deben, sin duda, los logros y títulos obtenidos por Finlandia ya mencionados líneas atrás.
La pregunta que uno se hace aquí al respecto es: ¿cómo hizo este país para alcanzar ese buen nivel de lectoría tanto cualitativo como cuantitativo? La posible respuesta, que podría sorprender a muchos, tiene toda la traza de la anécdota, chanza o hecho curioso. Dejemos que Oppenheimer, en su impreso ya citado, lo cuente: «según me dijo el director del departamento de prensa de la cancillería finlandesa, Pietri Toumi-Nikula, la clave del éxito finlandés está en la educación, y los logros del país en materia educativa probablemente se remonten a un edicto del arzobispo luterano Johannes Gezelius en el siglo XVII, que decía que ningún hombre que no supiera leer podría casarse. La motivación del arzobispo Gezelius era hacer avanzar la reforma de Martín Lutero, que propugnaba remplazar la liturgia de la Iglesia Católica por una relación más personal de los fieles con Dios, para lo cual era necesario que aprendieran a leer. Y con el tiempo, el hábito de la lectura se expandió en el país, al punto de que hoy el diario más importante de Finlandia —el Helsingin Sanomat— tiene una tirada de casi medio millón de ejemplares, una de las más altas del mundo en relación con la población del país [Finlandia tiene una población de 5.3 millones de habitantes]». (2010: 63 y 64).   
Así tenemos que, muy probablemente, el hábito lector de los finlandeses se desarrolló desde el siglo XVII por el deseo de estos de casarse (único modo en aquellos tiempos de conseguir la unión carnal con la pareja elegida), y por el condicionamiento reformista luterano establecido para poder hacerlo.
Ante lo expuesto, si hubiera que otorgar a un país el título, inexistente aún pero posible de proponerse, de Capital Mundial de la Lectura1 seguramente sería Helsinki (capital de Finlandia)2 a quien habría que dárselo.
 
1 No sería lo mismo que el título de Capital Mundial del Libro que otorga cada año la UNESCO a las ciudades que promueven la lectura entre sus habitantes (como lo veremos más detenidamente en nuestro siguiente envío). El título de Capital Mundial de la Lectura tendría que otorgarse a la ciudad cuya población mayoritaria lee y comprende lo que lee, y, por lo mismo, muy pocas ciudades podrían disputarse ese honor y las pocas ciudades que lo lograsen conservarían la distinción por los tres años en que lideren una evaluación de lectura escolar y universitaria realizada precisamente cada tres años, que sería la encargada de ayudar a discriminar y decidir quién se lleva el galardón. Esto sería muy útil para saber a quién debemos emular en materia de lectura comprensiva y darles el debido reconocimiento, ayudaría también a ver más claramente la relación entre destrezas lectoras y desarrollo,  y a desterrar la idea equivocada de que lectores solo son aquellos que leen obras literarias, de filosofía y afines.
Esta es solo una idea lanzada al viento, que necesita revisarse y enriquecerse y, por lo mismo, es susceptible de mejorarse.

2 El saber, relacionado estrechamente con la lectura, cumple un rol de primera importancia en esta ciudad europea. Un detalle, señalado por Oppenheimer, lo refleja nítidamente: «Cuando el taxi me dejó en la sede central de la Universidad de Helsinki, lo primero que me sorprendió fue su ubicación: está en la plaza central de la capital, el sitio más importante del país. En efecto, la universidad ocupa toda una cuadra frente a la Plaza del Senado, cuyos otros vértices están ocupados, respectivamente, por la Catedral, la sede del Consejo de Estado, donde despacha el primer ministro, y una serie de tiendas de lujo (…).
»Helsinki no es la única ciudad del mundo que tiene su universidad en una ubicación privilegiada: la Universidad de Oxford, en Inglaterra, y la Universidad de Harvard, en Cambridge, Estados Unidos, también están en el corazón de sus respectivas ciudades. Sin embargo, nunca había visto otra capital de un país que tuviera a su universidad en la plaza central, frente a la sede del gobierno. Quienes habían diseñado la plaza central de Helsinki a principios del siglo XIX habían dejado en claro que la universidad era una de las columnas vertebrales del país.

»“Los principales poderes del país están representados aquí —me dijo Kari Raivio, rector saliente de la Universidad de Helsinki, mientras mostraba la plaza por la ventana de la sala de conferencias de la rectoría—. El poder del gobierno está en el lado este de la plaza, el poder de la Iglesia en el lado norte, y el poder de la mente, la universidad, en el oeste. Desde el principio, esta casa de estudios ha jugado un rol central en la historia del país”» (2010: 74 y 75).

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Nota: La foto de la Universidad de Helsinki en medio de la plaza central de la capital de Finlandia al inicio de este envío fue tomada de la siguiente dirección electrónica: http://rosaenfinlandia.blogspot.com/2006/05/helsinki-con-alina-23-y-24-de-mayo.html

 

 Bibliografía
 
OPPENHEIMER, Andrés. ¡Basta de historias! La obsesión latinoamericana con el pasado y las 12 claves del futuro. Buenos Aires: Debate, 2010.

TORRES, Rosa María. «Glosario mínimo sobre la educación en Finlandia». Blog Otra Educación. Consulta: 27 de septiembre del 2012. <http://otra-educacion.blogspot.com.es/2011/06/glosario-minimo-sobre-la-educacion-en.html>

ortiz, Paola. «Quién lee más y mejor en el mundo».  Univisión Online. Consulta: 27 de septiembre del 2012. <http://archivo.univision.com/content/content.jhtml?cid=1072656>

jueves, 30 de agosto de 2012

UNA INSTANTÁNEA DEL MARTÍN ADÁN LECTOR


Pocos son los poetas que, tocados  por la musa de la poesía, gozan de un merecido reconocimiento estando en vida. Rafael de la Fuente Benavides (más conocido por el seudónimo de Martín Adán: 1908- 1985) había logrado ello a los tempranos 19 años, con la publicación de su novela La Casa de Cartón en 1928. Esta prematura actividad literaria estuvo garantizada por un prólogo a cargo de Luis Alberto Sánchez (profesor suyo en el Colegio Alemán) y un colofón escrito por José Carlos Mariátegui.
Con el correr de los años, se hizo de una fama de sabio a la que contribuyó el hecho de haber ganado dos veces el Premio Nacional de Poesía (1946 y 1961) y una vez el Premio Nacional de Literatura (1974). Muchos mitos y leyendas se tejieron en torno a su vida debido a esa y a otras circunstancias. El haber estado recluido en el Larco Herrera en la última etapa de su recorrido vital coadyuvó también a su manera en ello.

Mencionaba al escritor peruano para discurrir sobre un tema tal vez baladí para algunos, pero importante para este blog. En la Biografía de Martín Adán, de José Antonio Bravo, el autor emplea una anécdota para mostrar cómo el poeta podía ser un «ácido corrosivo» cuando hablaba de alguien o de la obra de un amigo. Sin embargo, esa misma escena te ofrece una instantánea del Adán lector, y yo quería presentarlo de esa forma.
Este es el pasaje en mención: «El poeta siempre recibió con ternura irónica, pero también con agradecimiento infinito que hubiera literatos que se ocuparan de su obra. Pero era también un ácido corrosivo cuando quería hablar de alguien o de la obra de algún amigo o conocido. Una mañana entró a la Librería de don Juan Mejía Baca y se puso a leer, más que hojear, La Historia del Perú (sic), de Jorge Basadre. Como siempre, había mucha gente en el establecimiento. Todos esperaban que terminara de revisarla para saber su opinión.  Algunos decidieron irse porque no podían detenerse tanto tiempo, otros, más pacientes, se quedaron; después de casi dos horas de lectura, dio por terminada la tarea y se acercó al grupo de intelectuales (dentro de los que, felizmente, no se encontraba Basadre): “¿Qué le pareció la Historia?”, le preguntó alguien, y él contestó: “Una buena historia de lo posible”, y se fue» (1988: 66 y 67).

En el fragmento citado, el libro de Basadre al que hace mención José Antonio Bravo en su biografía tendría que ser la Historia de la República del Perú, cuyo primer volumen de aquellas ediciones anteriores a 1960 consta de más de cuatrocientas páginas. Menciono ello para sopesar en su debida dimensión lo descrito líneas arriba.
Devorar a ese ritmo y en esas condiciones un libro de esa magnitud y factura le tomaría muchísimo más tiempo a un lector promedio, y revela además una gran capacidad de concentración: Martín Adán no solo eran un gran poeta, sino también un gran lector.

 
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Nota: La reproducción del oleo Martín Adán, del pintor peruano Enrique Polanco, que aparece en la parte superior de este envío, fue tomada de la siguiente dirección electrónica: http://entrevist-arte.blogspot.com/2010/01/galeria-de-enrique-polanco.html
 
Bibliografía
 
BRAVO, José Antonio. Biografía de Martín Adán. Lima: Biblioteca Nacional del Perú, 1988.

domingo, 29 de julio de 2012

EL DELFÍN. LA HISTORIA DE UN SOÑADOR



BAMBARÉN, Sergio
Barcelona: Ediciones B, 1998

Quería iniciar esta reseña haciendo una reflexión. No se deberían descalificar los libros de autoayuda sin que haya una razón valedera y debidamente sustentada de por medio. Una vez escuché a un escritor de prestigio hablar en un taller de lectura crítica sobre este tipo de impresos, mencionando que ellos, según algunas investigaciones hechas al respecto, refieren lo que uno espera o ya sabe. Sin embargo, pienso que el común de las personas no es un escritor renombrado y, en consecuencia, lo que es sabido y obvio para alguien que ostenta esas credenciales, no lo es, o no lo es tanto, para el común de la gente. En consideración a ello, su crítica no tenía razón de ser; y esto con mayor razón aún cuando los libros de autoayuda no están dirigidos a los escritores renombrados, sino al común de la gente.
La obra de Sergio Bambarén, publicada por primera vez en 1996, consta de tres partes y un epílogo, que parece, y en cierta forma lo es, de autoayuda. Un título alternativo a esta novela, se me ocurre, podría ser Cómo lograr tus sueños y darle un sentido a tu existencia, porque es lo que busca lograr esta historia.
La trama es sencilla. En la primera parte, Daniel Alejandro Delfín es un delfín (redundancia necesaria para los lectores que no han leído el libro) que tiene un sueño: encontrar la ola perfecta que lo lleve a encontrar el sentido de su existencia. Sus amigos lo disuaden de dedicar sus horas libres a perseguir su sueño, pero él no ceja en su empeño. Así, inicia su viaje.
En un momento determinado decide irse de su isla en busca de la ola perfecta. Es el mar el que hablará con él y lo guiará en su empresa. Esto ocurre cuando se dirigía de nuevo hacia la laguna, entonces escuchó una voz que le decía: «Llega un momento en la vida / en que uno no puede / sino seguir su propio camino. / Es el momento de perseguir los sueños, / de defender los principios / en los que se cree» (p. 21).
Algunos de los habitantes del mar también lo ayudarán en la consecución de su empresa; esto ocurre en la segunda parte de la historia. La ballena jorobada, el primer animal con el que se topa después de salir de su isla, le dice, por ejemplo: «No se trata solo de alcanzar tu meta; la odisea que has emprendido te mostrará el significado de la ola perfecta y cómo hallarla»; pero también le aconseja: «—Desconfía de un ser llamado hombre» (p. 39).
Después de un mes de travesía, se encuentra con el pejesol. Este le cuenta su sueño: quiere lograr tocar el sol. Daniel cree que nunca lo logrará, pero este le responde algo que todos deberíamos poner en práctica en nuestras vidas: «—Entonces moriré tratando de hacer realidad mi sueño… En cualquier caso, es mejor que morir sin haberlo intentado…». El pejesol no solo le regala este mensaje, sino que también le indica que busque la ola perfecta en el «oeste» (p. 45).
Así, mientras se dirigía hacia el lugar señalado, se encuentra con un tiburón; Daniel conversa con él, no le teme. El escualo le contó que fue un soñador de joven, pero ya no lo era. Daniel le pidió recordar su sueño, lo animó con estas palabras: «—Cuando deseas algo con todo tu corazón…, nada puede impedir que lo consigas, salvo tus temores» (p. 48). El tiburón se comprometió a volver a soñar. También le mencionó que había visto en el oeste formarse «un gran oleaje» y que quizá allí podría encontrar la ola que andaba buscando (p. 51).
El último animal en ayudar a Daniel fue el viejo delfín. Este le comentó, bañado en lágrimas, que después de muchos años veía cumplido su sueño: conocer a un joven delfín que le hiciese recordar la época en que él era un soñador, «para advertirle que bajo ningún concepto debía desperdiciar la oportunidad de su vida y para ayudarle a hacer realidad su sueño». Y ante la pregunta de Daniel de cómo iba a ayudarlo, el viejo delfín respondió: «—Vengo del oeste… y he visto formarse una ola perfecta. Te deslizarás sobre ella, y ella te mostrará el auténtico objeto de tu vida» (p. 55).
En la última parte del libro (la tercera), Daniel encuentra la ola perfecta y con ella, el sentido de su existencia [junto con dos surfistas hombre, lo que habla bien de Daniel, quien no se deja llevar por la idea generalizada de que todos los hombres son malos, como le pudo haber hecho creer la ballena jorobada al pedirle que desconfiara del hombre]: vivir una vida plena y dichosa persiguiendo sus sueños.
Luego de ello, Daniel decide regresar a su isla «y compartir con ellos la verdad que había descubierto» (p. 74). Su propósito tuvo éxito, los otros delfines volvieron a recordar sus sueños y salieron al arrecife a cumplirlos.
Una revolución se había producido. «Había comenzado una nueva era de esperanza» (p. 83). Un detalle final del epílogo del libro es muy elocuente acerca de la revolución obrada por Daniel: Miguel Benjamín Delfín, su incrédulo amigo, también había recobrado su sueño y lo perseguía con la misma vehemencia que Daniel. Y, como el protagonista, también empezó a escuchar la voz del mar que lo guiaba [«Llega un momento en la vida / en que uno no puede / sino seguir su propio camino…» (p.88)], señal de que la historia se repetiría, al igual que con los otros delfines, y Miguel vería sus sueños hacerse realidad.
Una narración, como ya señalamos, sencilla, y hasta sobria, pero bien contada, con frases cargadas de buen sentido que alientan al lector a luchar en lo que cree sin desmayar y que pueden ayudar a construir un mundo mejor.
 Libro muy recomendable para los neolectores.
 

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Nota: La historia de la película, dirigida por Eduardo Schuldt, que lleva el mismo título y fue estrenada en el 2009, difiere de la versión escrita, le agrega nuevos personajes y situaciones graciosas para hacer más entretenido el filme, pero respeta la línea argumental de la novela.

viernes, 15 de junio de 2012

POR QUÉ LEER BIOGRAFÍAS



Las historias personales de las mentes más brillantes de la humanidad trazan el más fiel retrato de la perseverancia y la fuerza de voluntad inquebrantables ante la adversidad.
Esos hombres excepcionales llegaron a serlo porque creyeron en ellos mismos y no se amilanaron ante los obstáculos que se les presentaron en el camino. Su vida no estuvo exenta de inconvenientes o fracasos, pero aprendieron a sobrellevarlos. Siempre encontraron una forma de hacer frente a las dificultades, y si en el trayecto caían en un agujero una y otra vez, una y otra vez se levantaban y volvían a emprender su camino.

Sabemos lo importante que resulta en la ciencia conocer otras lenguas para mantenerse informado de los avances que se logran en una disciplina en las diversas regiones del mundo.  Cuenta Charles Darwin, en su Autobiografía, lo siguiente: “Durante toda mi vida he sido singularmente incapaz de dominar ningún idioma” (1993: 11); sin embargo, esa limitación no le impidió al naturalista inglés convertirse en el padre del evolucionismo.
Uno de los métodos que empleó para conseguirlo es explicado en el impreso ya citado: «Todo lo que pensaba o leía se refería directamente a lo que había visto o pudiera ver, y este hábito mental se continuó a lo largo de los cinco años del viaje [a bordo del Beagle, a través de las costas de América del Sur y del Pacífico]. Estoy seguro de que este ejercicio es lo me ha permitido hacer todo lo que haya hecho en ciencia» (1993: 44).
Ese esfuerzo de introspección que se desarrolla a lo largo de todo el libro lleva a Darwin a escribir más adelante: «mi éxito como hombre de ciencia, cualquiera que sea la altura que haya alcanzado, ha sido determinado, en la medida que puedo juzgar, por complejas y diversas cualidades y condiciones mentales. De ellas, las más importantes han sido: —la pasión por la ciencia —paciencia ilimitada para reflexionar largamente sobre cualquier tema —laboriosidad en la observación y recolección de datos —y una mediana dosis de inventiva así como de sentido común». Y las palabras con las que finaliza el párrafo transcrito revelan la humildad del científico: «Con unas facultades tan ordinarias como las que poseo, es verdaderamente sorprendente que haya influenciado en grado considerable las creencias de los científicos respecto a algunos puntos importantes» (1993: 93).

Walter Lennig, en su libro E. A. Poe, revela que el escritor norteamericano Edgar Allan Poe era consciente del proceso de descomposición  mental que padecía. Y si bien no logró superar su situación, que lo llevaba muchas  veces  a sumergirse en estados de depresión y recurrir al opio y al alcohol (que lo llevó finalmente a la muerte),  buscó una tabla de salvación en la prosa, la empleó como terapia y le permitió vivir más tiempo del que le estaba, seguramente, destinado por su enfermedad.
Él ya había escrito unos libros de poesía, pero se valió de la introducción del elemento racional y analítico en cuentos y ensayos para lograr sobreponerse a su mal. Y este afán lo condujo incluso a la innovación: «He aquí de nuevo la palabra que se puede considerar clave en Poe: ¡pensar! Nunca habían estado presentes en la literatura esas observaciones agudas, precisas y analíticas, que contraponen sus claves combinatorias a situaciones peligrosas e incluso mortales». (1985: 110).
Este recurso le permitió más que superar, sobrellevar su infierno: «Joseph Wood Krutch, que publicó en 1926 un estudio exhaustivo, aunque también enormemente especulativo sobre Poe (E. A. Poe, A Study in Genius), lo ha expresado con gran claridad: “Poe inventó las historias detectivescas para no volverse loco”. Es indudable que Poe llevó a cabo una lucha tenaz y encarnizada con las fuerzas oscuras que le amenazaban constantemente, lucha de la que nadie durante su vida intuyó nada. El desgraciado escritor se conocía a sí mismo mucho más exactamente de lo que casi nadie en su tiempo podía imaginar. Poseía un conocimiento personal, cada vez más terrible, de los contrapuestos e irreconciliables elementos de su interior, que eran tanto el miedo de sí mismo como la esperanza, tan continuamente frustrada, de autosalvación, cifrada con vigor e implorante elocuencia en la fuerza superior del análisis. Durante mucho tiempo creyó haber encontrado en ella un punto fijo en sí mismo, y se aferraba a él con tenacidad. Tras los métodos ingeniosos y desconcertantes que desarrolla en sus historias se encuentra la permanente búsqueda del auténtico método secreto para vencerse a sí mismo» (1985: 108 y 109).

En el estudio César Vallejo. Vida y obra, de Luis Monguió,  encontramos otro caso extremo: la temporada que el poeta peruano pasó injustamente encerrado en una cárcel de Trujillo (desde el 6 de noviembre de 1920 hasta el 26 de febrero de 1921).  Esos meses en prisión no secaron la fuente creativa del autor de España aparta de mí este cáliz. Así lo cuenta el investigador español: «Recuperada su libertad, marcha Vallejo para Lima. Los meses de persecución, sufrimiento, prisión e incertidumbre no han sido estériles para él. Al contrario, buena parte de los escritos que durante su nueva estancia en la capital hará imprimir muestran que fueron engendrados en las emociones de esa dura y angustiosa época» (s/a: 55).
Lo duro y angustioso de ese momento se puede percibir mejor en el testimonio de Antenor Orrego Espinoza, amigo y mentor del vilipendiado hombre de letras: «Al día siguiente pude visitar al poeta ya en la cárcel. Habíanle recluido, separado de los otros presos, en una habitación semioscura y astrosa. Un vaho pestilente y húmedo se desprendía de los muros y del piso. Me sacudió un vuelco angustiado, como si me hincaran el corazón con un hierro. Dolíame verle en condición tan desdichada y miserable.
»(…) El prisionero estaba abrumado por la desdicha. Sentíase infamado y cubierto de ignominia. Sabía que en la calle tenía enemigos frenéticos, que harían todo cuanto les fuera posible para perderlo. En la desolación de su rostro pálido y afilado en sus rasgos más característicos, se adivinaba la intensidad de su desesperación».
Unas líneas más adelante, Orrego Espinoza agregará: «Intenté apaciguarlo como pude. En tales apremios, las palabras casi no sirven de nada. Le prometí, con vivo afecto, hacer por él todo lo que estuviese en mis manos y que no omitiría ningún esfuerzo para salvarlo de la situación en que se encontraba.
»Me dijo palabras de agradecimiento y añadió:
»—Sólo confío en ti, Antenor, no me abandones en estos momentos.
»Y tras una pausa dolorosa, añadió:
»—Las otras gentes huirán de mí como de un apestado.
»Sus ojos estaban impregnados de una insondable tristeza.
»Transido de congoja, casi roto el corazón de pena, salí a la calle. Desde el día siguiente todos los amigos del poeta nos pusimos a trabajar para librarlo de la prisión» (1989: 72).
Luego de ello, Orrego coincidirá en el comentario con Monguió, aunque premunido de mayor información sobre ello: «Su estancia en la cárcel no fue infecunda, ni ociosa. Pasados los terribles quebrantos de los primeros días logró serenarse y adquirir dominio completo sobre sí mismo. En mis reiteradas visitas leyó varios versos de extraordinaria audacia en la concepción y de una originalidad insólita y poderosa. Estos versos figuraron después, ligeramente modificados, en “Trilce” y algunos cuentos también muy originales, de prosa elegante y diáfana, que se insertaron en “Escalas melografiadas”» (1989: 73).
Vallejo asimiló esos momentos aciagos tras los barrotes de una celda y algunos de ellos los sublimó convirtiéndolos en literatura.

El tipo de información que hemos registrado en esta entrada lo podemos encontrar no solo en biografías y autobiografías, sino también en memorias, diarios, testimonios, etc. De allí la importancia de leer estas, porque nos permiten saber de qué medios se valieron estos grandes hombres para poner remedio o amenguar alguna dificultad; con qué recursos mejoraron sus habilidades  y explotaron sus talentos; y cómo orientaron sus vidas en su senda hacia la inmortalidad. Lo rescatable que encontremos en cada vida debe convertirse en la guía para aprender a conducir la nuestra.
Pero si a algún lector no le convence la razón vertida para leer biografías, existe otra que también es válida: estos libros están entre los de más fácil lectura (por lo que son muy recomendables para los adolescentes y jóvenes); y cuando proceden de un autor serio y confiable suelen ser amenos y divertidos (a ello contribuye el que, a menudo, vayan acompañados de imágenes como los impresos de la colección española Biblioteca Salvat de Grandes Biografías o la colección peruana YoLeo. Biografías, del Grupo La República, entre otras).

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Nota: La imagen que aparece en la parte superior de este envío fue escaneada por Marco Antonio Román Encinas. Es un apunte de Picasso que proviene del libro de Antenor Orrego citado en la bibliografía.


Bibliografía

DARWIN, Charles. Autobiografía. 2da ed. Madrid: Alianza Editorial, 1993.
LENNIG, Walter. E. A. Poe. Barcelona (España): Salvat Editores, 1985.
MONGUIÓ, Luis. César Vallejo. Vida y obra. Lima: Editora Perú Nuevo, s/a.
ORREGO, Antenor. Mi encuentro con César Vallejo. Bogotá (Colombia): Tercer Mundo Editores, 1989.

martes, 1 de mayo de 2012

PASIÓN POR LOS LIBROS


Cada libro que tenemos en nuestra biblioteca guarda una historia. Niñez en Catamarca, del escritor e historiador argentino Gustavo Gabriel Levene lo encontré tendido en un triplay hace un par de años atrás, en una librería de la avenida Uruguay, en el Cercado de Lima.


Compré varios impresos aquél día. Los ofertaban a dos soles cada uno. Recuerdo más ese porque dudaba en comprarlo. No era un narrador conocido, su obra no figuraba entre los clásicos latinoamericanos que conocía ni el título era muy atractivo, aunque sí tenía una tapa colorida de trazos coherentemente pueriles.

Sin embargo, lo que me animó a adquirirlo fue el hecho de tratarse de un libro de relatos autobiográficos. Las biografías, autobiografías, diarios, memorias, testimonios, etc., siempre tienen algo interesante que referir o algo útil y aprovechable que podamos rescatar. (Ya habrá oportunidad en otra entrada de extenderme sobre este tema).

Niñez en Catamarca me ha ayudado a recordar algunos episodios olvidados de mi infancia. Si el narrador no hubiera advertido en las páginas iniciales que su relato solo recoge las escenas de su vida de temática picaresca, hubiera pensado que esa etapa de su historia personal fue netamente pícara. Pero él autor simplemente ha guardado en el tintero anécdotas que no calzaban con esa orientación de su obra.

Me gusta el humor limpio y blanco que emplea. Cosas simples las relata con habilidad y las convierte en pequeñas epopeyas de la infancia, es muy bueno para eso.

Sin embargo, lo que quería resaltar en él era su apasionada experiencia con los libros y la lectura, que lo cuenta de forma muy amena en el siguiente pasaje: «Pocas cosas son más universalmente concretas que el dinero. Para mí, sin embargo, sólo fue el precio de mi fantasía. Pues todas las actividades que acabo de recordar tuvieron, en definitiva, idéntica finalidad: comprar libros y más libros de imaginación. Quería leer de todo, y no existiendo entonces esas benditas bibliotecas de hoy que por una módica cuota mensual prestan sus estanterías, no había otro remedio para comprar libros que conseguir más dinero del que me daban. Debía leerlos a escondidas, pues temían mis padres que, por esas lecturas, descuidara el colegio. No fue así, sin embargo: en la escuela figuré entre los mejores. Y ya hombre, ¡qué honda perduración la de esa bibliografía infantil de novelas policiales, aventuras de filibusteros o dramas de cowboys y espadachines! A través de ella, en la significación de la realidad, una pipa es hoy para mí el objeto que usaba Sherlock Holmes; el Océano Pacífico, el escenario donde actuaron los piratas de Salgari; los indios, una raza de emboscados que combatió a Búffalo Bill, y Carlos I se llamaba aquel rey de Inglaterra del que solo interesa saber que antes de morir dijo: Remember, para que esa palabra la escuchara el conde de Athos, uno de los tres mosqueteros…

»Milagrosa vitalidad de las cosas que quisimos de chicos, todavía gozo con la limpia memoria de esos libros (1961: 145 y 146).
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Nota: La imagen que aparece en la parte superior de este envío fue escaneada por Marco Antonio Román Encinas.


Bibliografía

LEVENE, Gustavo Gabriel. Niñez en Catamarca. Buenos Aires (Argentina): Compañía General Fabril Editora, 1961.

sábado, 14 de abril de 2012

LA LECTURA SEGÚN BERTRAND RUSSELL

Sorprende encontrar en la versión en español del Diccionario del hombre contemporáneo, de Bertrand Russell, una entrada tan poco apropiada del término «lectura». Veamos lo que refiere: «El hábito mental de la competencia invade fácilmente regiones que no le corresponden. Tomemos por ejemplo la cuestión de la lectura. Hay dos motivos para leer un libro: uno el disfrutar con él; el otro el jactarse de ello. En Norteamérica se ha puesto de moda que las mujeres lean (o hacen que leen) ciertos libros todos los meses; algunas los leen, otras leen el primer capítulo, algunas las críticas, pero todas tienen los libros sobre la mesa. Sin embargo, ninguna de ellas lee las antiguas obras de arte. Los clubes del libro no han elegido nunca “Hamlet” ni el “Rey Lear” como libro del mes; nunca ha habido un mes en que haya sido necesario conocer a Dante» (1988: 157 y 158).

Pero estoy seguro que si Bertrand Russell continuara vivo hubiese cambiado su forma de pensar a la luz de los nuevos descubrimientos e investigaciones que se han hecho en ese terreno (el impreso en mención fue publicado por primera vez en 1952 y llevaba por título Dictionary of Mind, Matter and Moral).

Y es él mismo el que nos lleva a pensar ello cuando afirma en el prefacio de su libro lo siguiente: «Me han acusado de cambiar mis opiniones filosóficas, y los lectores de este diccionario podrán ver hasta qué punto es esto cierto. Yo no estoy avergonzado de haber cambiado de opinión. ¿Qué físico, que estuviese ya activo en 1900, se jactaría de que sus opiniones no hubieran cambiado durante los últimos cincuenta años? En la ciencia, los hombres cambian de opinión cuando adquieren nuevos conocimientos…» (1988: 7).

También parece anticiparse a nuestra sorpresa cuando refiere: «espero que cualquiera que emplee este diccionario, no crea que las citas que figuran en él tratan de ser declaraciones papales, sino todo cuanto yo pude hacer entonces con el fin de fomentar el pensamiento claro y preciso» (Ibíd.).

Quería hacer dos observaciones a lo señalado por Bertrand Russell acerca de la lectura. La primera tiene que ver con los motivos para leer. Sobre el punto, la Guía para el desarrollo de capacidades comunicativas, del Ministerio de Educación del Perú, menciona no dos, sino cuatro tipos de situación o motivación lectora: «Otro dato que puede ayudar también a construir y comprender el significado de los textos es la situación en que se produce la lectura, que está en relación con los tipos de texto. Tal como lo señala el informe de la aplicación de la prueba PISA pueden distinguirse 4 (sic) tipos de situación lectora o de contexto [que se relacionan con los motivos para leer]:

»Lectura para uso privado (personal): se lleva a cabo para satisfacer los intereses de los individuos tanto intelectuales como de tipo práctico. Sus contenidos incluyen las cartas personales y los textos de ficción, biográficos e informativos que se leen por curiosidad o como recreación. [Aquí se puede considerar el leer un libro “para disfrutar con él”, mencionado por Bertrand Russell].
»Lectura para uso público: se lleva a cabo para participar en las actividades de la sociedad en general. Sus contenidos incluyen el uso de documentos oficiales y de información acerca de acontecimientos públicos. [Aquí se puede considerar el leer un libro “para jactarse de ello”, también mencionado por el filósofo británico].
»Lectura para el trabajo (ocupacional): la lectura en esta situación está relacionada con el desarrollo de la tarea inmediata.
»Lectura para la educación (o para el aprendizaje): su contenido generalmente tiene un propósito instructivo. La lectura en esta situación está relacionada con la adquisición de información como parte de una tarea de aprendizaje más amplia» (2006: 28).

La segunda observación tiene que ver con la apelación a la lectura de las obras antiguas de arte, de parte del matemático galés. Es cierto que es riesgoso no leer a los clásicos (como Shakespeare y Dante) y perderse la oportunidad de dialogar con las mentes más lúcidas que ha producido la humanidad, pero antes que leer a gente que por lo menos tiene talento y habilidad (como los autores de los clubes de lectura), resulta más riesgoso no leer.

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Nota: La imagen de Bertrand Russell al inicio de esta entrada fue tomada de la siguiente dirección electrónica: http://www.davidlopez.info/?p=3210



Bibliografía

RUSSELL, Bertrand. Diccionario del hombre contemporáneo. Montevideo (Uruguay):
Imprenta Rosgal, 1988.

MINISTERIO DE EDUCACIÓN. Guía para el desarrollo de capacidades comunicativas. Lima:
Ministerio de Educación, 2006.