Esta entrada se alinea con los investigadores que
recomiendan emplear el humor e incluso los chistes como estrategia didáctica (Ricard
Morant, 2006) y recurso didáctico (Carmen García, 2005), o
proponen una pedagogía del humor (Jesús Fernández, 2003) en una clase de
educación básica o superior.
De hecho, durante mi experiencia docente en una
escuela pública de Lima, Perú, también tuve la oportunidad de poner en práctica
el uso de este recurso (véase: http://bit.ly/2wwAXgs).
Lo señalado viene a propósito del hallazgo en la web
del artículo de María del Mar Jiménez Montalvo titulado «Una pequeña colección
de chistes de Quevedo», «recogidos de la tradición oral del pueblo de
Terrinches (Ciudad Real)», España (2011: 129), que hasta el año 2011
permanecieron inéditos.
Parafraseando al profesor José Manuel Pedrosa, la
autora señala lo siguiente respecto a lo ocurrido con la figura de Quevedo en
el imaginario popular de aquel pueblo español:
… la
metamorfosis de un escritor célebre y de gran prestigio en personaje y
protagonista de chistes y de anécdotas disparatadas, muy populares y
resistentes al paso de los siglos, es un fenómeno documentado no solo en la
nuestra, sino en diversas tradiciones culturales (véase Pedrosa, 2003:
179-191). Pero, seguramente, el literato al que más chistes y anécdotas se han
atribuido sea el genial Francisco de Quevedo (Madrid, 1580-Villanueva de los
Infantes, 1645). Y es que este gran autor del Siglo de Oro, considerado el
maestro de la agudeza verbal en español, demostró su fuerte personalidad e
ingenio tanto en su vida cotidiana como en su obra; de hecho, incluso, escribió
un libro de chistes […]. Un siglo después de su muerte, a mediados del siglo
XVIII, su figura de personaje folclórico y héroe burlador se había convertido
ya en protagonista de numerosas anécdotas chistosas de carácter popular que
circulaban por toda nuestra geografía, las cuales constituyen casi un subgénero
de la cuentística española (2011: 130).
En su estudio, María Jiménez documenta siete chistes
quevedianos (a los que la investigadora
les ha colocado un título) recogidos
en Terrinches, de los que voy a reproducir cuatro, los más graciosos. Y para
quien quiera consultar los otros tres, les dejo aquí la dirección electrónica
(véase: http://bit.ly/2w6i7Ma)
y también en la bibliografía.
De algunos de los chistes se ofrece más de una
versión. Cuando así ocurra, citaré la que considere la más lograda, desde un
punto de vista humorístico, claro está.
El primero emplea un recurso léxico-semántico basado
en la polisemia (‘pluralidad de significados de una expresión lingüística’,
según el Diccionario de la lengua española
[DLE, 2014], de la Real Academia
Española [RAE] y la Asociación de Academias de la Lengua Española [Asale]) y lleva
por título «Quevedo desterrado…»; pero como la versión recogida por José Manuel
Pedrosa, citado por María Jiménez, me gustó más que la del informante de
Terrinches, es la que reproduzco:
El rey le expulsó de España a Quevedo, y le prohibió volver a pisar tierra
española, y se fue a Portugal. Y cargó un carro de tierra y se sentó encima de
la tierra. Y al pasar por el palacio, se puso de pie en el carro. Y entonces el
rey dice que cómo tenía valor de volver a España habiéndole prohibido que
pisara tierra española. Dice:
—Perdone Su Majestad, pero yo vengo pisando tierra portuguesa (Pedrosa,
2003; 179-191) (2011: 131).
El
segundo chiste muestra cómo se puede salir bien librado de un aprieto con
ingenio y agudeza, y se titula «Quevedo y el caballo del rey…»:
El rey tenía su
caballo preferido enfermo, y mandó a Quevedo que fuera a ver al prado si estaba
vivo o muerto, y le dijo:
—Si está muerto, no
me lo digas que te castigo.
Y volvió Quevedo
diciendo:
—El caballo de mi
Bamba
ni come, ni bebe,
ni anda.
Está tumbado en el
prado,
le entran moscas
por la boca,
y le salen por el
rabo.
Dice [el rey]:
—Entonces, ¿qué
quieres decir? ¿qué está muerto?
Y [Quevedo] dice:
—Usted lo ha dicho,
que yo no he sido (2011:
133).
El
tercer chiste lo intitularon «Quevedo y la reina coja…», y se ha convertido en
uno de los más conocidos y empleados incluso en las escuelas de secundaria como
ejemplo de uso de la figura literaria llamada calambur (que consiste en la ‘agrupación de varias sílabas de modo
que alteren el significado de las palabras a que pertenecen, como en este es conde y disimula’, según el DLE [2014], de la RAE y la Asale), y es
este:
Resulta que la
reina se encojó, y no quería nadie decirle que estaba coja. Entonces, Quevedo
dice:
—¿Que no se le
puede decir? ¡Verás cómo yo le voy a decir que está coja!
—Muchacho, ¿cómo le
vas a decir…? Si le dices que está coja, te matan.
Dice [él]:
—Pos verás cómo no
me van a matar, y se lo voy a decir yo en su cara.
Entonces cogió un
clavel y una rosa, y se los llevó [a la reina]:
—Entre el clavel y
la rosa,
Su Majestad es-coja
(2011: 136).
Del
cuarto, titulado «Quevedo y los gañanes» (y que se puede emplear en una clase
sobre la rima), en vista de que es algo extenso, voy a reproducir el fragmento
que me ha deleitado más, el cual es el siguiente:
… Y luego más pa alante,
había otro gañán y estaba en el camino también… Y por la cuenca del ojo de una
calavera, había una flor muy bonita, y le dijo el gañán:
—¿Qué te parece?
¡Qué flor más bonita!
[Quevedo] se quedó
parao, y dice:
—Flor que ende que
nacistes
vas con la mala
suerte,
al primer paso que
distes,
tropezastes con la
muerte.
Si te cojo, te
marchitas.
Si te dejo, es cosa
a suerte.
El dejarte con la
vida
es dejarte con la
muerte (2011:
138 y 139).
Quienes
quieran promover la lectura o hacer un uso pedagógico de los chistes
quevedescos, pueden consultar los textos mencionados en la bibliografía.
Si
esta entrada ha sido de tu agrado o te ha sido útil, compártela con tus seres
queridos.
___________________
Nota: La imagen de Quevedo, al inicio
de esta entrada, fue tomada de la siguiente dirección electrónica: http://bit.ly/2iy5PaE
Bibliografía
FERNÁNDEZ SOLÍS, Jesús
Damián. «El sentido del humor como recurso pedagógico: hacia una didáctica de
las didácticas». En Pulso 26, 2003, 144-157. Consultado el
26 de agosto del 2017 en http://bit.ly/2wQARQz
GARCÍA PÉREZ, José Blas. «Humor
y educación: unidos por la risa». En blog INED 21, 14 de octubre del
2015. Consultado el 22 de agosto del 2017 en http://bit.ly/2wQARQz
GARCÍA SURRALLÉS, Carmen. «El
chiste como recurso en la didáctica de la primera lengua». El Guiniguada. Actas
del II Congreso Internacional de la Sociedad de Didáctica de la Lengua y la
Literatura, I (3), 1992, 57-63. Consultado el 22 de agosto del 2017 en http://bit.ly/2w6ajKj
JIMÉNEZ MONTALVO, María del
Mar. «Una pequeña colección de chistes de Quevedo». Revista de Estudios del
Campo de Montiel (RECM), 2 (2), 2011, 129-141. Consultado el 18 de agosto
del 2017 en http://bit.ly/2w6i7Ma
MORANT, Ricard. «¿Con humor
se explica y se aprende una lengua mejor?». Pragmalingüística, 14, 2006,
87-99. Consultado el 22 de agosto del 2017 en http://bit.ly/2vfkbT9
ROMÁN ENCINAS, Marco Antonio.
«Textos lúdicos». En blog Leer Es Divertido, 26 de noviembre del 2012.
Consultado el 22 de agosto del 2017 en http://bit.ly/2wwAXgs
Flor que mal naciste, la tuya que mala suerte, que al primer paso que diste tropezaste con la muerte. Esta estrofa se encuentra en un cementerio alemán donde están los restos de un bebé. Dicho epitafio por lo visto, nadie sabía a quien pertenecía, por lo que cuando lo descubrí pensé podría ser de un autor anónimo. Me equivoqué. La pena es que lo he descubierto cincuenta años después.
ResponderBorrarInteresante anotación. Me alegra que esta entrada te haya sido útil, Manuel Guerrero.
BorrarSaludos cordiales desde Perú
La verdad, es que pensé que no me ibas a contestar. Agradecido por hacerlo. Más tengo que aclararte qué la pena de no haberlo descubierto antes es debido a que mi hermano mayor, ya fallecido, se fue con los ángeles con dicho enigma, Quizá desde el cielo, me envió un rayo de luz para descubrirlo.
BorrarUn abrazo Antonio Román Encinas,
buscador de luz por las sombras que caminas.
A veces demoro un poco en contestar por motivos de trabajo, pero trato de responder siempre en lo posible.
BorrarMi más sentido pésame, Manuel Guerrero, por la pérdida de tu hermano. Y se me ocurre que, efectivamente, uno puede a veces ser un instrumento de designios externos e insospechados y cumplir una misión encomendada secretamente, que no imaginó que estaría cumpliendo. Ese es mi sentir ahora.
Un abrazo para ti también, Manuel Guerrero.
Les felicito por la calidad espiritual humana que demuestran en sus comentarios.
ResponderBorrarAquí en España cada vez son más bajos los sentimientos.
También me alegra la pervivencia de tradiciones hispánicas comunes en los pueblos hermanos.
Reciban ustedes un cariñoso abrazo.
Le agradezco sus palabras, Ángel. Este blog busca justamente eso: promover la lectura y con ello una mejora del mundo hasta donde lo permita y haga posible este humilde espacio. La lectura edificante, definitivamente, nos hace mejores personas, más tolerantes, más reflexivos (aquí sigue un largo etcétera) y más agradecidos también con las tradiciones culturales que heredamos.
BorrarUn abrazo para usted también.