viernes, 26 de febrero de 2021

LA BIBLIOTECARIA DE PLASENCIA Y EL MAESTRO DEL CEDAZO

En un post del grupo de Facebook La Biblioteca de los Peques, del 28 de agosto del 2020, Cassandra Ma Seoane Pérez hizo la siguiente pregunta:

 

Hola, tenemos un problema con mi hijo de 7 años recién cumplidos (el 22 de agosto) y es que la hora de leer la ve como un castigo, resopla y lee a desgana, obligado porque lo veo, y yo que soy de devorar libros me hierve la sangre, ¿qué hago? Le hemos comprado de lo que le gusta, hemos sacado de la biblioteca, pero nada...

Y dentro de las muchas respuestas que obtuvo, hubo una, la de Laura Pérez, bibliotecaria de Plasencia, en Extremadura, España, que me pareció particularmente interesante y que reproduzco en este espacio por considerarlo relevante:


Pues yo te mando un poco de esperanza, y te cuento mi propio caso, yo no quería leer bajo ningún concepto, pero mi madre hizo un trato conmigo. Me dijo que si yo leía 30 minutos al día (en vacaciones), a cambio yo obtenía un beneficio: un día era un bocata de Nocilla, otro día era ver 10 minutos más la tele por la noche, o que en la cena en vez de ver el telediario se ponía la serie que me gustaba... En fin... Me fue haciendo pequeñas concesiones diarias, el trato incluía que lo tenía que hacer de buena gana, o al menos sin quejarme, era un trueque no un premio, eso hay que dejarlo claro. Yo pensaba que salía ganando, pero mi madre, que era más lista que yo, evidentemente, buscó libros que me encantasen, hasta que me enganché... Le costó algún año que otro... Hoy soy bibliotecaria. Así que no te rindas.

 

Otras ideas que funcionan muy bien son las revistas para niños, son revistas mensuales a las que te suscribes que traen pequeños relatos con dibujos y colores y a veces traen recortables para hacer manualidades y cosas así. Ellos no tienen la percepción de que están leyendo, es un juego y no es un libro, es una revista que llega como carta a su nombre cada mes y el día que llega al buzón es todo ilusión y se pasan varios días ojeándola. Otra opción es la de ir a la biblioteca a pasar la tarde una vez a la semana, como quien va al parque, y que trastee lo que le dé la gana, con total libertad y sin que le sugieras nada, como si no estuvieras. He visto niños que solo cogen los libros para ojearlos y no leen nada, o los que tienen desplegables, pero sin darse cuenta están creando una relación distinta y positiva con los libros, no la perspectiva aburrida del cole... Y tú puedes observar qué le llama la atención y eso te da pistas. Son pequeños trucos que requieren mucho tiempo y paciencia, a veces años, pero siempre dan resultados.

También encontré en la página web Punto Estado de México un texto que explica el propósito de la lectura a través de una metáfora y que está firmado por Nefertiti Madisson Pipila (tal vez un seudónimo), del 13 de septiembre del 2020, que es el siguiente:

 

«He leído muchos libros, y me he olvidado de la mayoría. Pero entonces, ¿cuál es el propósito de la lectura?».

Esta fue la pregunta que un alumno le hizo una vez a su maestro. El maestro no respondió en ese momento. Sin embargo, después de unos días, mientras él y el joven alumno estaban sentados cerca de un río, le dijo que tenía sed y le pidió al niño que le trajera un poco de agua con un colador viejo y sucio que había en el suelo.

El alumno se sobresaltó, porque sabía que era un pedido sin lógica. Sin embargo, no pudo contradecir a su maestro y, habiendo tomado el cedazo, comenzó a realizar esa absurda tarea.

Cada vez que sumergía el colador en el río para llevar un poco de agua a su maestro, al apenas dar un paso hacia él, ya no quedaba una gota en el colador.

Lo intentó y lo intentó decenas de veces, pero, por mucho que trató de correr más rápido desde la orilla hasta su maestro, el agua siguió pasando por los agujeros del tamiz y se perdió en el camino.

Agotado, se sentó junto al maestro y dijo: «No puedo conseguir agua con ese colador. Perdóname, maestro, me es imposible y he fallado en mi tarea».

«No —respondió el anciano sonriendo— no has fallado. Mira el colador, ahora brilla, está limpio, está como nuevo. El agua, que se filtra por sus agujeros, la ha limpiado».

«Cuando lees libros —prosiguió el viejo maestro— eres como un colador y ellos son como agua de río. No importa si no puedes guardar en tu memoria toda el agua que dejan fluir en ti, porque los libros, sin embargo, con sus ideas, emociones, sentimientos, conocimientos, la verdad que encontrarás entre sus páginas, limpiarán tu mente y espíritu, y te convertirán en una persona mejor y renovada. Este es el propósito de la lectura».  

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Nota: La imagen, al inicio de esta entrada, fue «Diseñada por Freepik» (www.freepik.es)  y fue tomada de la siguiente dirección electrónica: https://www.freepik.es/vector-gratis/ninos-leyendo-libros-biblioteca_4938171.htm

 

Bibliografía

 

MADISSON PIPILA, Nefertiti. «“He leído muchos libros, y me he olvidado de la mayoría. Pero entonces, ¿cuál es el propósito de la lectura?”». En Punto Estado de México, 13 de septiembre del 2020. Consultado el 24 de febrero del 2021 en https://tinyurl.com/8wcr87yp