viernes, 29 de julio de 2022

EL INFIERNO ESTÁ LLENO DE MEMORIA

 

Martínez Toledo, Charly

Lima: Kovack Editores, 2014

 

Este es un libro que vale la pena leer. Se compone de cuatro cuentos breves que no ocupan más de cuarenta páginas. Dos de ellos no tienen la tradicional división en párrafos, que siempre agradece el lector, pero a pesar de ello se pueden leer con fluidez.   

Los tres primeros cuentos son los que más sorprenden y agradan por el dominio del autor del arte del buen narrar. Se trata de un escritor con experiencia en las lides narrativas (lo cual pude confirmar gugleando su nombre) y que por momentos alcanza un vuelo poético en algunos pasajes de sus cuentos.

El autor gusta de la buena prosa y es lo que ofrece también en su libro. La mención a referentes culturales ocurre sin alardes, de manera casi espontánea, y sin ánimo de presumir de cultura. Tampoco tiene el tic de los narradores jóvenes de querer deslumbrar al lector con palabras rebuscadas y lenguaje artificiosamente alambicado.

Los dos cuentos que más me han gustado son «Confesión» y «Réquiem por una princesa». El primero de ellos no supera las tres páginas y genera interés, a pesar de que el tema (los problemas estomacales del narrador) es algo desagradable.

Es la historia de un hombre que no está del todo en sus cabales al que con mucha frecuencia le molesta el estómago, o cree que así ocurre, y por eso está constantemente metido en el baño.

Y aquel hombre quiere ser un escritor y escribir novelas voluminosas como las de Thomas Mann y ensayos como los de Ortega y Gasset, pero el estómago no lo deja pensar tranquilamente ni desarrollar una vida intelectual que le permita destacar.

Esa vida transida por revoluciones intestinales, sean reales o no, lo desalienta e incluso lo enfurece al punto de llevarlo a insultar a su hermana y a su madre, quienes le piden que se tome sus calmantes.

El narrador insiste en que aquello no es mental y que esas molestias en el estómago las siente realmente. Las situaciones descritas resultan verosímiles y no caen en lo estridente ni en lo morboso, como se puede observar en las siguientes líneas:

 

… He de tranquilizarme no más, todo está en mí. Pero cuando ya he acabado el plato de sopa (que nunca debe tener leche, o peor aún, algún aderezo picante) la molestia va en aumento y se empieza a formar en mi estómago esa masa asquerosa y putrefacta que patea. Una terrible lucha se libra en mi psique, como si allí habitara un demonio malvado, cruelmente travieso, que me hiciera fluctuar entre el dolor y el placer, entre un estómago agradecido por haber recibido alimentos y un estómago iracundo, inmediatamente listo para quedarse vacío… (2014: 11).

Por su parte, «Réquiem por una princesa» es la historia de Letea, una mujer atractiva de quien el narrador se enamora perdidamente, como lo indica en la siguiente cita:

 

… Lo más extraño del asunto fue que, a mis veintiocho años, fue mi primer amor. Vaya caso el mío. Y me tocó una belleza: cinturita de avispa, boquita de caramelo (ojo que mi amor besaba como las diosas) y un precioso cabello negro, ondeado, que caía en sus espaldas como cae la noche en el mar. Los ojitos, ni te cuento, parecían los de una tigresa, me volvían loco. En fin, un regalo del Altísimo. Un premio de Dios para tanta soledad y tanta dedicación a la literatura. Toda mi hosca juventud me la pasé escribiendo y leyendo como un poseso. «Con los libros nunca vas a hacer el amor», me decía mi santa madre. Tenía razón, ya me hacía falta una compañera, hermano… (2014: 21 y 22).

  Luego, el narrador querrá casarse con Letea, pero ellos tenían dos problemas: la edad (él tenía veintiocho años cuando la conoció y ella era doce años mayor) y un pasado distinto (ella tuvo antes una relación de siete años con otro hombre al que amaba todavía. Este le había prometido volver algún día de su viaje al extranjero y ella estaba esperanzada en ello).

El narrador era poco agraciado y estaba dispuesto a sacrificar su pasión por la lectura y la escritura, reducir las horas en que practicaba esas actividades o dejarlas a un lado, si era necesario, por el amor de Letea y trabajar por ella.

Y le cuenta su historia a Josué entre copas de cerveza. Le confiesa que ha sido el primer y único amor de su vida, y que hasta el día de hoy no la ha vuelto a llamar desde que se despidieron por decisión de ella.

Y, como se puede observar, se trata de un autor con personalidad, que vive muy metido en su mundo interior y que compone historias que trasudan su discurrir biográfico o se mezclan con su historia personal, según lo cuenta él mismo en una página preliminar que lleva el título de «A modo de aclaración»:

 

Estas cuatro historias constituyen la recreación ficticia de episodios dramáticos y desagradables de mi vida, estando los relatos aquí presentados muy relacionados con esta aunque sin excluir ese toque de ficción que debe poseer toda creación literaria pues, como dicen, el trabajo final lo hace el escritor que moldea el mundo real a su antojo, recreándolo en sus obras, agregando algunas cosas y quitando otras… (2014: 5).

Encontré a Charly Martínez vendiendo este libro suyo (y también de otros autores, por supuesto) en una vereda cercana al puente de Santa Anita en el 2018, antes de la pandemia. En aquél entonces no se me ocurrió pedirle que me firmara su libro porque no conocía aún a su autor y no sabía el valor de su contenido.

Además, ese impreso lo compré más por curiosidad, y porque me dijo que él lo había escrito, lo cual me sorprendió. Realmente valió la pena la compra; es la primera vez (rectifico, la segunda) que adquiero una obra literaria directamente de su autor, y me lo dejó a cuatro soles, una ganga.

Y como la vida te da a veces segundas oportunidades, en junio de este año, lo encontré otra vez vendiendo ese mismo título en Ate, por el paradero medio, en el cruce de prolongación Javier Prado con la Carretera Central, donde la interminable construcción del Metro 2 de Lima (que ha cerrado ese tramo de la vía) deja espacio para que algunos vendedores ofrezcan sus productos.

Y esta vez sí le pedí que me firmara su libro que tuve que comprar nuevamente (esta vez a cinco soles) para que lo pudiese hacer (ver la foto que sigue). Le dije que me habían gustado sus cuentos, y me comentó que iba publicar otro. En buena hora por ello.

Si desean saber más de este escritor peruano, pueden revisar la entrevista que le hizo Miguel Ildefonso en su columna Sublime Creatura de la página web Agenda Cix Arte y Cultura (ver: https://bit.ly/3vjGzb1) o leer el cuento «Confesión» (con algunas variaciones respecto a la versión del libro) en la sección Un Cuento Dominical del blog de El Comercio, del 17 de junio del 2014 (ver: https://bit.ly/3PZ0uEB).

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Nota: La foto del libro al inicio de esta reseña fue tomada por Marco Antonio Román Encinas.

 

Bibliografía

 

ILDEFONSO, Miguel. «Conversando con Charly al Este de Lima». En página web Agenda Cix Arte y Cultura, 17 de junio del 2014. Consultado el 28 de julio del 2022 en https://bit.ly/3vjGzb1

MARTÍNEZ TOLEDO, Charly. «Confesión». En blog del diario El Comercio, 17 de junio del 2014. Consultado el 28 de julio del 2022 en https://bit.ly/3PZ0uEB