domingo, 9 de junio de 2019

LA RIMA II


En la entrada anterior se informó, siguiendo a Antonio Quilis, que la rima, en cuanto a su cantidad, se clasifica en aguda, llana y esdrújula (1989: 41). Y estas, de acuerdo con Rudolf Baehr, se pueden dividir a su vez en rima consonante aguda, rima consonante llana, rima consonante esdrújula; rima asonante aguda, rima asonante llana y rima asonante esdrújula (1981: 64-67). Veré cada una de ellas.

Rima consonante aguda u oxítona: «se produce en los versos oxítonos (agudos) y alcanza a parte de la última sílaba acentuada. En la preceptiva medieval se le dio el nombre de rima masculina» (Quilis, 1989: 41).

Según Baehr, con relación a la frecuencia de su uso, ocupa «un lugar intermedio entre las [otras] dos clases [llanas y esdrújulas]…». Además, las «terminaciones oxítonas en palabras de uso común existen en el español en gran número» (1981: 66). El siguiente ejemplo de rima consonante aguda pertenece a Gabriela Mistral y fue tomado de su libro Desolación y otros poemas (1986: 15; el subrayado es mío):

La maestra era alegre. ¡Pobre mujer herida!
Su sonrisa fue un modo de llorar con bondad.
Por sobre la sandalia rota y enrojecida,
era ella la insigne flor de su santidad.

Rima consonante llana o paroxítona: «se produce en los versos paroxítonos (graves o llanos) y alcanza a la última sílaba (inacentuada) y a parte de la penúltima (acentuada). En la preceptiva medieval recibía el nombre de rima femenina» (Quilis, 1989: 41).

De acuerdo con Baehr, esta «es la forma más común y normal de todas, conforme al predominio de las terminaciones paroxítonas en el español» (1981: 65). Un ejemplo de rima consonante llana se encuentra en el poema de corte humorístico «Ovillejo de la oveja vieja», de Enrique Cordero Seva, tomado de un artículo de Ángel Luis Luján Atienza (2016: 58; el subrayado es mío):

—¿Por qué bala aquella oveja?
—Se queja.

—¿Es que no tiene pareja?
—Es vieja

—¿Y no hay novio que la escoja?
—Es coja

—Ahora entiendo su congoja:
perdió su antigua frescura,
y en su amarga desventura
se queja por vieja y coja.

Rima consonante esdrújula o proparoxítona: «se produce en los versos proparoxítonos (esdrújulos) y alcanza a las dos últimas sílabas inacentuadas (que se computan métricamente por una sola) y a parte de la antepenúltima (acentuada)».

Baehr refiere sobre esta rima que «es menos frecuente por diversas razones». Primero, porque las «palabras esdrújulas no se dan en cantidad» en el español; segundo, porque, «por su significación son en su mayor parte de procedencia erudita»; y tercero, porque «esta clase de rima se rechaza por razones de gusto, pues alarga el verso una sílaba, pudiendo cambiar de esta manera su ritmo…». A pesar de ello, durante el Renacimiento, con «Bartolomé Cairasco de Figueroa, las rimas esdrújulas se pusieron de moda por algún tiempo […, aunque] a fines del siglo XVI y principios del XVII alcanzó esta moda su culminación» (1981: 64 y 65).

Un ejemplo de esta rima se encuentra en Amado Nervo, mencionado por Antonio Quilis (1989: 42; el subrayado es mío):

Padre viejo y triste, rey de las divinas canciones,
son en mi camino focos de una luz enigmática
tus pupilas mustias, vagas de pensar abstracciones,
y el límpido y noble marfil de tu «testa socrática».

Y, como bien señala Baehr, esta «misma clasificación es aplicable en principio también a la rima asonante» (1981: 66). Un ejemplo de la rima asonante aguda, en donde solo riman las vocales de la última sílaba, serían estos versos de Manuel González Prada, tomados de su libro Baladas peruanas (1969: 37; el subrayado es mío):

Era un antiguo Monarca
De fabuloso existir,
Pues sus años fueron muchos,
Pues sus años fueron mil.

Un ejemplo de rima asonante llana, en donde solo riman las vocales de las dos últimas sílabas, serían estos versos de Espronceda, tomados del Breve tratado de literatura general, de Luis Alberto Sánchez (1981: 151; el subrayado es mío):

La mujer y las flores
son parecidas:
mucha gala a los ojos
y al tacto espinas…

Un ejemplo de rima asonante esdrújula, en donde solo riman las vocales de las tres últimas sílabas, serían estos versos de José Luis Díaz Granados tomados de su libro Juegos y versos diversos (2007: 21; el subrayado es mío):

Cátulo Fídolo Guáqueta,
dómine escuálido y tímido,
Iba de Fómeque a Fúquene
cuando se encontró con Dídimo.

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Nota: La imagen, al inicio de esta entrada, fue tomada de la siguiente dirección electrónica:  https://tinyurl.com/y2dfgj53


Bibliografía

BAEHR, Rudolf. Manual de versificación española. Madrid, España: Editorial Gredos, 1981.
DÍAZ GRANADOS, José Luis. Juegos y versos diversos. Bogotá, Colombia: Editorial Norma, 2007.
GONZÁLEZ PRADA, Manuel. Baladas peruanas. Lima, Perú: Librería y Distribuidora Bendezú, 1969.
LUJÁN ATIENZA, Ángel Luis. «Algunas consideraciones sobre la métrica de la poesía infantil española contemporánea». Rhythmica. Revista Española de Métrica Comparada, Año XIV, N° 14, 2016, pp. 23-63. Consultado el 5 de junio del 2019 en https://tinyurl.com/y25852d6
MISTRAL, Gabriela. Desolación y otros poemas. Barcelona, España: Ediciones Orbis, 1986.
QUILIS, Antonio. Métrica española. Barcelona, España: Editorial Ariel, 1989.
SÁNCHEZ, Luis Alberto. Breve tratado de literatura general. (20.a ed.). Lima, Perú: Editorial Universo, 1981.