En la entrada anterior se informó,
siguiendo a Antonio Quilis, que la rima, en cuanto a su cantidad, se clasifica
en aguda, llana y esdrújula (1989: 41). Y estas, de acuerdo con Rudolf Baehr,
se pueden dividir a su vez en rima consonante aguda, rima consonante llana,
rima consonante esdrújula; rima asonante aguda, rima asonante llana y rima
asonante esdrújula (1981: 64-67). Veré cada una de ellas.
Rima consonante aguda u oxítona: «se
produce en los versos oxítonos (agudos) y alcanza a parte de la última sílaba
acentuada. En la preceptiva medieval se le dio el nombre de rima masculina»
(Quilis, 1989: 41).
Según Baehr, con relación a la
frecuencia de su uso, ocupa «un lugar intermedio entre las [otras] dos clases [llanas
y esdrújulas]…». Además, las «terminaciones oxítonas en palabras de uso común
existen en el español en gran número» (1981: 66). El siguiente ejemplo de rima
consonante aguda pertenece a Gabriela Mistral y fue tomado de su libro Desolación
y otros poemas (1986: 15; el subrayado es mío):
La maestra era alegre. ¡Pobre mujer herida!
Su sonrisa fue un modo de llorar con bondad.
Por sobre la sandalia rota y enrojecida,
era ella la insigne flor de su santidad.
Rima consonante llana o paroxítona:
«se produce en los versos paroxítonos (graves o llanos) y alcanza a la última
sílaba (inacentuada) y a parte de la penúltima (acentuada). En la preceptiva
medieval recibía el nombre de rima femenina» (Quilis, 1989: 41).
De acuerdo con Baehr, esta «es la
forma más común y normal de todas, conforme al predominio de las terminaciones
paroxítonas en el español» (1981: 65). Un ejemplo de rima consonante
llana se encuentra en el poema de corte humorístico «Ovillejo de la oveja vieja», de Enrique
Cordero Seva, tomado de un artículo de Ángel Luis Luján Atienza (2016: 58; el
subrayado es mío):
—¿Por qué bala aquella oveja?
—Se queja.
—¿Es que no tiene pareja?
—Es vieja
—¿Y no hay novio que la escoja?
—Es coja
—Ahora entiendo su congoja:
perdió su antigua frescura,
y en su amarga desventura
se queja por vieja y coja.
Rima consonante esdrújula o
proparoxítona: «se produce en los versos proparoxítonos (esdrújulos) y alcanza
a las dos últimas sílabas inacentuadas (que se computan métricamente por una
sola) y a parte de la antepenúltima (acentuada)».
Baehr refiere sobre esta rima que «es
menos frecuente por diversas razones». Primero, porque las «palabras esdrújulas
no se dan en cantidad» en el español; segundo, porque, «por su significación
son en su mayor parte de procedencia erudita»; y tercero, porque «esta clase de
rima se rechaza por razones de gusto, pues alarga el verso una sílaba, pudiendo
cambiar de esta manera su ritmo…». A pesar de ello, durante el Renacimiento, con
«Bartolomé Cairasco de Figueroa, las rimas esdrújulas se pusieron de moda por
algún tiempo […, aunque] a fines del siglo XVI y principios del XVII alcanzó
esta moda su culminación» (1981: 64 y 65).
Un ejemplo de esta rima se encuentra en Amado
Nervo, mencionado por Antonio Quilis (1989: 42; el subrayado es mío):
Padre viejo y triste, rey de las
divinas canciones,
son en mi camino focos de una luz
enigmática
tus pupilas mustias, vagas de
pensar abstracciones,
y el límpido y noble marfil de tu «testa
socrática».
Y, como bien señala Baehr, esta «misma
clasificación es aplicable en principio también a la rima asonante» (1981: 66).
Un ejemplo de la rima asonante aguda, en donde solo riman las vocales de la
última sílaba, serían estos versos de Manuel González Prada, tomados de su libro
Baladas peruanas (1969: 37; el subrayado es mío):
Era un antiguo Monarca
De fabuloso existir,
Pues sus años fueron muchos,
Pues sus años fueron mil.
Un ejemplo de rima asonante llana, en
donde solo riman las vocales de las dos últimas sílabas, serían estos versos de
Espronceda, tomados del Breve tratado de literatura general, de Luis
Alberto Sánchez (1981: 151; el subrayado es mío):
La mujer y las flores
son parecidas:
mucha gala a los ojos
y al tacto espinas…
Un ejemplo de rima asonante
esdrújula, en donde solo riman las vocales de las tres últimas sílabas, serían
estos versos de José Luis Díaz Granados tomados de su libro Juegos y versos diversos
(2007: 21; el subrayado es mío):
Cátulo Fídolo Guáqueta,
dómine escuálido y tímido,
Iba de Fómeque a Fúquene
cuando se encontró con Dídimo.
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Nota: La imagen,
al inicio de esta entrada, fue tomada de la siguiente dirección electrónica: https://tinyurl.com/y2dfgj53
Bibliografía
BAEHR, Rudolf. Manual de versificación española. Madrid,
España: Editorial Gredos, 1981.
DÍAZ GRANADOS, José
Luis. Juegos y versos diversos. Bogotá, Colombia: Editorial Norma, 2007.
GONZÁLEZ PRADA,
Manuel. Baladas peruanas. Lima, Perú: Librería y Distribuidora Bendezú,
1969.
LUJÁN ATIENZA,
Ángel Luis. «Algunas consideraciones sobre la métrica de la poesía infantil
española contemporánea». Rhythmica. Revista Española de Métrica
Comparada, Año XIV, N° 14, 2016, pp. 23-63. Consultado el 5 de junio del 2019
en https://tinyurl.com/y25852d6
MISTRAL, Gabriela. Desolación
y otros poemas. Barcelona, España: Ediciones Orbis, 1986.
QUILIS, Antonio. Métrica española. Barcelona, España: Editorial
Ariel, 1989.
SÁNCHEZ, Luis
Alberto. Breve tratado de literatura general. (20.a ed.). Lima,
Perú: Editorial Universo, 1981.
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