domingo, 24 de marzo de 2019

LAS PALABRAS Y LA ESTADÍSTICA


Siempre me ha fascinado la relación establecida entre las palabras y la estadística, pues nos ayudan en cierta forma a conocer mejor nuestra realidad lingüística.

El inconveniente que sí observo en esto es que cuando los estudios provienen de diferentes profesionales, las cifras no siempre cuadran, aunque no por ello dejan de despertar curiosidad e interés por saber quién está más cerca de la verdad.

Al respecto, el libro Historia y orígenes del lenguaje, de A. S. Diamond, ofrece una amplia variedad de datos útiles para entender esta problemática. Diamond refiere, por ejemplo, lo siguiente:

… a medida que la cultura material de un pueblo se desarrolla y se hace más compleja, y crecen el número de habitantes y el grado de especialización económica, y al tiempo que aumenta la conciencia del hombre con respecto al mundo que le rodea y de sí mismo, el vocabulario del lenguaje tiene que ampliarse paralelamente a fin de registrar los múltiples y variados mensajes del hombre. Pero esta expansión, y esto es curioso, no se presta fácilmente a una prueba o medición concluyentes… (1974: 39 y 40). 

Una forma sencilla de percibir aquel fenómeno es observando el número de palabras que registran los diccionarios de la lengua inglesa en la época en que fueron producidos. Esto es lo que hace Diamond creando una tabla que voy a reproducir y simplificar para fines didácticos (1974: 39):

Diccionario
Fecha aproximada que abarca
Total de palabras
Mayhey and Skeat (de inglés medio)
1400
10.000
Schmidt (Shakespeare Lexicon)
1590
14.440
Samuel Johnson
1790
41.000
Charles Richardson
1844
48.300
Graphic English Dictionary, de Collins
1900
63.000

En dicha tabla se pueda apreciar cómo se incrementa el número total de palabras que emplean los ingleses en una época determinada de manera creciente según se avanza hacia adelante en los años.

Y esto también se puede corroborar en la actualidad con el aumento exponencial del vocabulario que ha surgido a partir de las nuevas tecnologías de la información y comunicación, principalmente con internet, las redes sociales y el marketing digital. Un ejemplo de ello son estos neologismos: selfie, tuit, web, chat, emoticón, viral, SEO, etc.

Diamond también observa que «el léxico de cada individuo se amplía según se desarrolla la inteligencia» (1974: 40). Esto coincide con lo que manifiesta Marcos Martos, presidente de la Academia Peruana de la Lengua, quien dice que una persona en su vida cotidiana utiliza unas 300 palabras y 500 si es culta (ver entrevista que le hizo Richard Primo, reproducida en https://goo.gl/6coK8Q); y un novelista bueno utiliza 3.000 palabras, mientras Cervantes empleó 8.000 (véase el artículo de Renato Zárate: https://goo.gl/NYbTyr).

Por su parte, Pedro Barcia, el ex presidente de la Academia Argentina de Letras, indica que los jóvenes emplean unos 250 vocablos, mientras que los adolescentes, solo 200. Una realidad que refleja el empobrecimiento del habla cotidiana en los últimos tiempos, pues un muchacho «hace unos diez años hablaba con unas 800 palabras» (véase la entrevista que le hace Carlos Vernazza: https://goo.gl/fuaV41).  

Hay también un estudio de la Real Academia Española, actualizado al 2010, que casi coincide con los académicos anteriormente mencionados al señalar que los jóvenes solo utilizan 240 palabras para hablar (véase la nota de Diego Geddes en el diario Clarín de Argentina: https://goo.gl/9c3NY2).  
Y en las personas cultas que emplean el lenguaje escrito esas cifras se incrementan exponencialmente. Diamond ofrece al respecto información sobre el número de palabras que emplean los escritores ingleses de prestigio en sus obras en una tabla que también vamos a simplificar con fines didácticos:

Floreció
Autor
Vocabulario
1380
Chaucer
8.000
1575
Spenser
8.500
1590
Shakespeare
14.440
1650
Milton
8.500
1720
Pope
6.000
1780
Burns
9.250
1810
Keats
9.500
1810
Shelley
10.250
1820
Wordsworth
11.750
1850
Tennyson
11.800
1850
Browning
17.500

Paul Kropp ofrece también datos sobre el número total de palabras que se emplean en algunos de los principales idiomas del mundo, aunque lastimosamente no señala cuál es su fuente, no obstante ello, los reproduzco (2002: 57):

Idioma
Número de palabras empleadas
Inglés
500.000
Alemán
125.000
Italiano
170.000
Español (de México)
65.000

La gran diferencia de palabras empleadas en el inglés en relación con los otros idiomas se explica en gran medida por el mayor avance científico y tecnológico logrado por el mundo anglosajón desde los tiempos de la primera revolución industrial iniciada en la segunda mitad del siglo XVIII. 

Y para tener una mejor idea de cómo se va enriqueciendo de un mayor vocabulario el idioma inglés, es pertinente reproducir el hallazgo de Diamond acerca de un «método primordial» para «aumentar el vocabulario de una lengua» (que no es el único, por cierto, pero sí el más productivo) que consiste en «aumentar la longitud de las palabras» de la manera en que se describe en las siguientes líneas: 

 … En teoría, doblando la longitud de todas las palabras de una lengua, el número posible se eleva al cuadrado. El inglés, que ofrece una historia tan larga en la escala temporal del progreso económico, nos brinda un testimonio inconfundible de este proceso... (1974: 92). 

Ese procedimiento se puede observar en la siguiente cita:

… Escojamos una palabra familiar al inglés de hoy: nationalization [‘nacionalización’]. Es útil para nuestro propósito porque ha viajado mucho, y lleva en las suelas señales y capas de las tierras que ha recorrido. La raíz actual o núcleo de la palabra, ‘na’, es la parte más antigua de ella. Tiene un valor verbal, y significa dar a luz, nacer, engendrar o ser engendrado. Ha sufrido más de un cambio. Vino al inglés del latín, y en el latín de los primeros tiempos su forma era ‘gna’ (como lo es todavía en nuestra palabra inglesa «co-gante» (afin); incluso la «a» no era en su origen parte de la raíz […].

De esta vaga raíz verbal «na» vino, a través de su participio «natus», el nombre «na-tio» que significaba «parto, nacimiento, progenie, pueblo». Este nombre es la raíz verbal con la adición del sufijo «-tío», una de las terminaciones características de nombres latinos de determinado tipo (acusativo «-alem»), terminación característica de adjetivos latinos, formando el adjetivo «nationalem» («de una nación») aunque esta palabra no aparezca en el vocabulario de la República o del Imperio romanos. De «nationalem» se forma entonces el verbo «nationalize» (a veces escrito «nationalise») (nacionalizar) mediante la adición del sufijo -ize […], una terminación usada en esta lengua con el fin de convertir, por ejemplo, un adjetivo en verbo. Por último, de este verbo, mediante la adición del mismo, sufijo-nombre latino «-atio» (-ationem) se forma el nombre «nationalization» (nacionalización).

La historia de esta palabra, por lo tanto, es que ha sido primero verbo, luego nombre, luego adjetivo, luego verbo, luego nombre… (1974: 77 y 78).

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Nota: La imagen, al inicio de esta entrada, fue tomada de la siguiente dirección electrónica:  https://goo.gl/8ATZu4


Bibliografía

DIAMOND, A. S. Historia y orígenes del lenguaje. Madrid, España: Alianza Editorial, 1974.
GEDDES, Diego. «Para hablar, los jóvenes utilizan solo 240 palabras». En página web del diario Clarín. Buenos Aires, Argentina, 29 de diciembre del 2011. Consultado el 23 de marzo del 2019 en https://goo.gl/9c3NY2
KROPP, Paul. Cómo fomentar la lectura en los niños. México: Selector, 2002.
PRIMO SILVA, Richard. «¿Cuántas palabras usamos al hablar? En promedio, 300». En Zona del Escribidor. Perú, 15 de diciembre del 2008. Consultado el 23 de marzo del 2019 en https://goo.gl/6coK8Q
VERNAZZA, Carlos. «Entrevista a Pedro Barcia, presidente de la Academia Argentina de Letras». En Fundéu. Madrid, España, 24 de marzo del 2002. Consultado el 23 de marzo del 2019 en https://goo.gl/fuaV41
ZÁRATE, Renato. «Cuántas palabras usamos al hablar y la importancia de la variedad formal». En Blog de Redacción, de la PUCP. Lima, Perú, 22 de abril del 2009. Consultado el 23 de marzo del 2019 en https://goo.gl/NYbTyr