El año 2013, la Unesco
publicó sus Directrices para las políticas
de aprendizaje móvil, en cuya contraportada hace un anuncio sensacional:
«Por primera vez en la historia hay en el mundo más teléfonos móviles y
ordenadores portátiles planos que habitantes tiene el planeta».
Y aunque en los países
desarrollados cuatro de cada cinco personas posee un teléfono móvil, a
diferencia de los países en desarrollo donde esa cifra se reduce a dos de cada
cinco (2013: 7), el futuro se ofrece prometedor. El documento señala que a
«medida que el precio de los teléfonos móviles continúa reduciéndose, es probable
que cada vez más personas, incluso algunas de zonas extremadamente
empobrecidas, posean un dispositivo móvil y sepan utilizarlo» (2013: 10).
Esta situación
permitió, permite y seguirá permitiendo en el futuro ampliar las posibilidades
de lograr «igualdad de oportunidades de educación» para los sectores usualmente
marginados, al introducir «nuevas vías de aprendizaje y mejorando la oferta
educativa existente».
Un ejemplo de ello se
puede observar en lo implementado por el gobierno de Colombia, el cual ha
financiado un proyecto que «consiste en entregar dispositivos móviles de bajo
precio equipados con programas educativos a 250.000 personas, con el fin de
erradicar el analfabetismo».
El mismo documento se
cuida en aclarar que tal proyecto no es un sustituto, «sino un complemento de
las inversiones existentes en educación, como los libros de texto, la
infraestructura, el equipo físico, la capacitación y los contenidos» (ibid.).
Lo resaltable del
asunto es lo siguiente: «Las tecnologías móviles, gracias a que son muy fáciles
de transportar y relativamente baratas, han ampliado enormemente las
posibilidades y la viabilidad del aprendizaje personalizado» (2013: 12).
Pero al punto al que
quería llegar es cómo estos dispositivos móviles ofrecen también oportunidades
para desarrollar el hábito de la lectura e ir mejorando las habilidades y
destrezas en ese terreno, e incluso en el estudio, a través de aplicaciones de
los teléfonos móviles o tabletas que «permiten seleccionar textos más fáciles o
más difíciles para las tareas de lectura en función de las competencias y los
conocimientos de base de cada usuario» (ibid).
Otra ventaja en el uso
de estos dispositivos móviles es que «el aprendizaje puede ocurrir en momentos
y lugares que anteriormente no eran propicios para la enseñanza»; así, por lo
general,
… las aplicaciones de aprendizaje
móvil permiten elegir entre unidades didácticas que pueden completarse en unos
pocos minutos y otras que exigen una concentración constante durante varias
horas. Gracias a esta flexibilidad es posible estudiar durante una pausa larga
o durante un corto trayecto en autobús (2013:14).
Si lo mencionado hasta
ahora no lo ha sorprendido, las siguientes líneas sí lo harán:
Los dispositivos móviles tienen
también una eficacia demostrada para reforzar la retención de información
esencial. Algunas aplicaciones (basadas en la teoría de que el olvido humano
sigue pautas determinadas) emplean logaritmos atentamente calibrados para
programar la revisión de conceptos en momentos óptimos, después de que se hayan
adquirido esos conocimientos y antes de que haya probabilidades de olvidarlos,
con lo que se facilita la transferencia de información de la memoria a corto
plazo a la memoria a largo plazo. Para que estos programas sean eficaces, los
educandos han de llevar consigo la tecnología
durante todo el día; la movilidad es fundamental (ibid.).
Igualmente, los
dispositivos móviles amplían las oportunidades de aprendizaje, pues
… se utilizan habitualmente para
crear comunidades de educandos que antes no existían. Yoza Cellphone Stories,
un proyecto que se lleva a cabo en Sudáfrica, facilita que los jóvenes lean y
comenten relatos cortos utilizando teléfonos móviles baratos, con los que se
crea una comunidad de lectores en zonas donde escasean los libros en papel
(2013: 17).
Para los alumnos con
discapacidad visual,
... existen programas informáticos
gratuitos que hacen posible, por ejemplo, que un teléfono móvil con cámara lea
textos en voz alta. La tecnología móvil puede ayudar también a los alumnos con
dificultades de aprendizaje. Los investigadores del Harvard-Smithsonian Center
for Astrophysics descubrieron recientemente que es posible reformatear textos en
dispositivos digitales de pantalla pequeña para mejorar la velocidad y la
comprensión de personas con dislexia. Descubrimientos como este han impulsado
la creación de aplicaciones móviles adaptadas a las necesidades de las personas
que tienen dificultades para leer a causa de una discapacidad (2013: 23).
En conclusión, los
dispositivos móviles están ofreciendo respuestas a casi todas las dificultades con que pueda toparse un estudiante en su camino por encontrar iguales oportunidades
de educación y superar los escollos personales para aprender a leer, mejorar
sus habilidades lectoras y retener información.
A ello hay que agregar
una afirmación que no necesita demostrarse: «los dispositivos móviles hacen
realidad la idea de que en todos los sitios es posible aprender, haciendo de
todo el planeta un aula abierta» (2013: 18).
No quería cerrar esta
entrada sin transcribir un caso que me conmovió mucho y que muestra cuán útiles
pueden ser los dispositivos móviles en la tarea de erradicar el analfabetismo
en el mundo:
El
proyecto de alfabetización móvil de la UNESCO utilizó teléfonos móviles como complemento y apoyo
de un curso presencial de alfabetización impartido a 250 muchachas adolescentes
que vivían en zonas remotas del Pakistán. En ese país, el analfabetismo
constituye un problema grave que afecta de manera desproporcionada a mujeres y
niñas. La tasa nacional de alfabetización de adultos es del 69% en el caso de
los hombres y únicamente del 40% en el de las mujeres. Dado que las
investigaciones en materia de educación demuestran que las habilidades de
lectura y escritura recién adquiridas pueden perderse rápidamente si no van
acompañadas de una práctica sistemática, los creadores del proyecto de la UNESCO
deseaban encontrar un modo de apoyar a las jóvenes a distancia una vez acabado
el curso. La única forma de comunicarse con las alumnas que vivían en pueblos
sin computadoras o sin conexiones fiables de línea fija a Internet era a través
de teléfonos portátiles. Los instructores del programa enviaron mensajes de
texto a sus alumnas para recordarles que practicaran la escritura o releyeran pasajes
de sus libros escolares. Además, hicieron preguntas a las alumnas que estas
podían contestar con mensajes de texto. Todas las actividades y las
comunicaciones estaban orientadas a reforzar la alfabetización que habían
adquirido las jóvenes en el curso presencial. Antes de que el proyecto de la UNESCO
utilizara los dispositivos móviles, solo el 28% de las niñas que acababan el
curso de alfabetización obtenía la nota ‘A’ en el examen posterior. Sin
embargo, con el apoyo de estos dispositivos, más del 60% obtuvo una nota ‘A’.
Sobre la base de este éxito inicial se está ampliando el proyecto, en el que
participan ahora más 2.500 estudiantes (2013: 15).
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Nota: La imagen al inicio de
esta entrada fue tomada de la siguiente dirección electrónica: http://www.nacion.com/archivo/Libros-ticos-economicos-alcance-clic_0_1370062983.html
Bibliografía
UNESCO.
Directrices para las políticas de
aprendizaje móvil. París: Organización de las Naciones Unidas para la
Educación, la Ciencia y la Cultura, 2013. Consultado el 14 de julio de 2014 en http://goo.gl/glVj3o
ROMÁN
ENCINAS, Marco Antonio. «Del texto breve al libro». Blog El Arte de Leer. Lima, 24 de junio de 2013. Consultado el 24 de
julio de 2014 en http://goo.gl/9ejQTN
EDUTEKA.
«Programa de la Unesco para promover el aprendizaje móvil». Cali, Colombia, 1
de abril de 2014. Consultado el 14 de julio de 2014 en http://goo.gl/WXoQOn
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