Cuando tuve que diseñar la portada de mi primer libro, me puse a revisar los trabajos de varios portadistas profesionales. En mi biblioteca, encontré algunas que destacaban más que otras, desde mi punto de vista, claro está.
Y decidí abrir un tablero con el título «Las mejores portadas de libros» en mi cuenta de Pinterest para guardar allí los pines con fotos de esas portadas recabadas. De allí extraje las cinco que considero la más logradas para escribir este artículo que espero que les sea útil
La noche en que Frankenstein leyó el Quijote (2012), de Santiago Posteguillo
Esta es la portada que más me ha gustado de mi biblioteca particular, no solo por la imagen de Frankenstein en una sala semioscura alumbrada por la luz de una chimenea y un armario de libros antiguos en su detrás, sino porque el título del libro y la imagen de Frankenstein leyendo El Quijote despierta inmediatamente la curiosidad del lector por saber qué ocurre realmente allí y qué es lo que se cuenta en sus páginas.
La elaboración de la portada estuvo a cargo de la diseñadora española Sandra Dios. Y se empleó en ella la imagen de Alejandro Coluccio sobre una fotografía «Screen Prod / Pthotononstop / Contacto», según se informa en la hoja de créditos.
También se reconoce en las líneas siguientes los derechos de autor sobre el personaje empleado: «Frankenstein is a trademark and copyright of Universal Studios. Licensed by Universal Studios Licensing LLC. All Rights Reserved».
Y esto último es algo que siempre debemos tener en cuenta cuando empleemos una imagen que no nos pertenezca en una portada: hay que respetar y mencionar la marca registrada y los derechos de autor.
Las mejores poesías de amor españolas (1999), de Jorge Montagut
En el artículo de la página web Condé Nast Traveler, Silvia Ruiz de la Prada Sanchis cuenta lo siguiente: «La obra pintada por el artista italiano en 1859 y localizada en la Pinacoteca de Brera (Milán), se ha convertido en la parada imprescindible para las parejas que no dudan en recrear la escena para después subirla a Instagram».
Luego añade Silvia Ruiz: «Bajo el hashtag #ilbacio [en italiano: el beso, en español], #ilbaciodihayez, #hayezkiss o #hayez, se recogen decenas de miles de publicaciones relacionadas con esta obra que inspira a la mejor de las fotografías». «Hasta ella se acercaban enamorados para inmortalizar con cámara en mano el reconocido cuadro recreando la escena de los dos amantes» (véase: https://bit.ly/3n2tUWF).
Cuentos del viento (1991), de Antonio Ureta
La portada de este libro estuvo a cargo del pintor, muralista e ilustrador peruano Josué Sánchez Cerrón. Este artista emplea una técnica que busca recuperar el arte popular de sus antepasados y que retrata las costumbres andinas de su localidad.
El uso de colores sin degradados (que se observa con mayor claridad en el pintado de los cerros), pero intensos y llamativos cautivan la vista y atraen poderosamente la atención sobre cada uno de los detalles de una fiesta costumbrista celebrada en un poblado rural, en donde hay una banda (se observa a un músico de espaldas tocando un tambor), gente tomando y la comparsa.
Casi al centro de la portada, se observa un toro que es azuzado con una muleta roja por un lugareño, mientras un cóndor le picotea el lomo al animal, una escena que hace recordar el Yawar Fiesta (Fiesta de Sangre) que se celebraba en Ayacucho.
El artista nació en Huancayo en 1945. Según se indica en la página web Quarts,
… Además de obras en Perú [en la Casa de la Literatura, el Lugar de la Memoria y el Convento de Santa Rosa de Ocopa], su trabajo artístico incluye murales en iglesias en Alemania, entre otros, en Aquisgrán, Bonn y Constanza.
Su trabajo artístico adicional incluye ilustraciones en libros y publicaciones periódicas en Perú y Europa, así como numerosas publicaciones en calendarios de artistas en los Países Bajos, Alemania, así como estudios de arte sobre […] mitos y leyendas (véase: https://bit.ly/3nwkyTn).
Para leer de boleto en el metro 8 (2007), de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México
Esta portada estuvo a cargo de Ariadne Apodaca Sánchez, una artista mexicana que emplea también colores intensos en su diseño, aunque ella sí incorpora el degradado en algunos detalles de su dibujo como parte de una de sus técnicas de pintado.
Es interesante observar cómo se retrata un escenario complejo con elementos sencillos. Un detalle a resaltar de la ilustración y que no es muy perceptible a simple vista es que aparecen allí veinticinco personas (si es que no he contado mal), de las cuales catorce de ellas (es decir, la mayoría) están leyendo libros sea sentados en la plaza del pueblo o desde los balcones de su casa.
También hay un hombre que empuja una carretilla llena de libros que reparte a una mujer (y que sería la lectora número 15); un joven, igualmente en un balcón, juega con una cometa con la figura de un libro; y, por último, los techos a dos aguas de las casas también tienen forma de libros abiertos.
Es decir, se trata de una ilustración que antes que retratar una realidad (sabemos que en México no se lee tanto), busca recrear un escenario deseable, y al hacer eso, al mismo tiempo, se fomenta y promociona el libro y la lectura.
El señorío de los incas (1973), de Pedro Cieza de León
Esta portada es tal vez la más sencilla de las cinco, pero a pesar de ello no deja de llamar la atención. Es una pena que la Editorial Universo no haya registrado el nombre del portadista.
El centro del dibujo lo ocupa un inca de porte majestuoso que se coge la barbilla pensativo, mientras su otra mano descansa apoyada en su cintura, y sus ojos observan el horizonte desde una cima que asemeja la torre de una fortaleza de piedras construida sobre una montaña.
En lugar de sombrear las figuras a tinta, el artista opta por emplear líneas sucesivas aunque algo ralas donde quiere crear el efecto de sombra. No se emplea color alguno, salvo el fondo salmón que opera a manera de un lienzo. Una imagen sobria, pero contundente y de buen trazo.
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Nota: Las fotos de las cinco portadas que aparecen en esta entrada fueron tomadas por Marco Antonio Román Encinas
Bibliografía
CIEZA DE LEÓN, Pedro. El señorío de los incas. Lima: Editorial Universo, 1973.
MONTAGUT, Jorge. Las mejores poesías de amor españolas. Barcelona: Editorial Optima, 1999.
POSTEGUILLO, Santiago. La noche en que Frankenstein leyó el Quijote. La vida secreta de los libros (porque los libros tienen otras vidas). Barcelona: Editorial Planeta, 2012
QUARTS. «Josué Sánchez Cerrón». En la página web de Quarts, s/f. Consultado el 28 de agosto del 2021 en https://bit.ly/3nwkyTn
RUIZ DE LA PRADA SANCHIS, Silvia. «“El beso” de Francesco Hayez, el cuadro que triunfa entre los enamorados». En la página web de Condé Nast Traveler, 6 de mayo del 2020. Consultado el 28 de agosto del 2021 en https://bit.ly/3n2tUWF
SECRETARÍA DE CULTURA. Para leer de boleto en el metro 8. México: Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, 2007.
URETA, Antonio. Cuentos del viento. Lima: Lluvia Editores, 1991.
Amigo Juan Antonio Román Encinas, aprovecho la oportunidad de compartir el buen gusto de tus cinco portadas de libros para enviarte desde España un afectuoso abrazo y te doy las gracias por ensalzar la cultura y la lectura, pues como ya te he dicho en otras ocasiones, eres sorprendente y te tengo sana envidia. recibe un caluroso abrazo de tu amigo que no te olvida.
ResponderBorrarAgradezco tus palabras, Manuel. Hay un porcentaje de la población mundial, que ya no es tan pequeño ahora, que se interesa por la cultura, los libros, la lectura y las bibliotecas. A ese sector pertenecen principalmente los escritores porque tienen la capacidad de difundir cultura, pero también, en muchos casos, de hacer cultura. Esa es otra de mis humildes aspiraciones.
BorrarSaludos cordiales, Manuel, y un abrazo caluroso para ti también. Y no me cambies el nombre, por favor, que me gusta el mío.
Perdona el lapsus, se me fue el santo al cielo. Máxime cuando mis cuatro hijos a menudo bromean conmigo al pretender poner de nombre Marco Antonio, como el esposo de la faraón Cleopatra, a mi hijo pequeño llamado David. Marco Antonio, es un nombre muy bonito y ya me gustaba hace treinta y un años; pero el final me decanté por David, debido a que ya tenía demasiados nombres compuestos en la familia, Como el de mi hija pequeña, Ángela Belén, Esmeralda Carolina, o mi propio padre, Manuel Venancio, Sergio Teodoro. Aprovecho este tercer comentario, para decirte que mi blog, va en aumento, son ya 1.280 los trabajos que lo componen. Aunque el de los récor güines, hasta ahora no hace acto de presencia. Y estoy a un paso de acabar una novela de dos tomos que empecé hace cuatro años a la cual seguramente titularé "Tras el canto de la oropéndola" Ya que estamos inmersos en un mundo deshumanizado, y la gente, no da valor a las lágrimas ni se aflige con el sufrimiento ajeno. Todo les resbala, como lo hacen las gotas de lluvia por los estrechos ventanales de la vida. La facultad de llorar se ha perdido, vencida tal vez por el egoísmo más puro, olvidando que las lágrimas son la tarjeta de visita que se nos entrega al nacer, pues nacemos llorando. Bueno, pues mi última novela es para que la gente llore sin ningún complejo, pues con el llanto, se lavan las penas del alma. Un saludo de nuevo Marco Antonio.
ResponderBorrarNo te preocupes, Manuel. Y qué bueno saber que tienes una familia que te estima y con quienes puedes compartir momentos de solaz y esparcimiento. Me alegra saber también sobre el aumento considerable de textos en tu blog (te recomiendo que envíes una solicitud de récord estándar a la página web de Guinness World Records, si es que no lo has hecho ya, para que revisen tu caso, ver: https://bit.ly/39vCll8) y de la novela que estás escribiendo. El nombre «oropéndola» suena bien. Y que sigan los éxitos.
BorrarSaludos cordiales otra vez, Manuel.