La promoción del libro y la lectura responde a un
objetivo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para promover el
desarrollo y preservar la paz en el mundo. Con el fin de dar cumplimiento a ese
propósito se creó la Unesco. En Por el
libro, Delavenay relata ese hecho en los siguientes términos:
Cuando en 1946 los representantes de cuarenta y cuatro gobiernos reunidos
en Londres decidieron fundar una Organización de las Naciones Unidas para la
Educación, la Ciencia y la Cultura, la concibieron como destinada, por su
propia naturaleza, a promover el libro y la lectura. Esta misión se orientó y
precisó sin embargo mediante dos tareas particulares definidas en la
Constitución de la Unesco: la de «facilitar la libre circulación de las ideas
por medio de la palabra y de la imagen» y la de velar «por la conservación y la
protección del patrimonio universal de libros». Se esbozaba así un doble papel,
de preservación y de comunicación… (1974: 7).
Y más adelante Delavenay añade otro dato resaltante al
respecto:
La proclamación de 1972 como Año Internacional del Libro por la Conferencia
General de la Unesco en su 16.a reunión fue en suma, para la propia
organización, el resultado de una comprensión cada vez más neta del papel del
libro en su programa. Pero la acción emprendida por la Unesco y por cada uno de
sus Estados Miembros, bajo el lema «Libros para todos», tiene también como
finalidad, en todo el mundo, hacer participar a la opinión en esa comprensión
tanto de las necesidades humanas como de los medios que permitirán un día
satisfacerlas… (1974: 8).
Otro momento importante en la historia de la Unesco,
de acuerdo con lo que informa Delavenay, ocurre casi a mediados de la década
del sesenta:
El año 1964 marca una etapa en la acción de la Unesco a favor del libro.
Una resolución de su Conferencia General hace hincapié en la importancia del
libro en el desarrollo y en el papel que juega en el progreso de la comprensión
mutua. Invita al Director General a reforzar la cooperación internacional en
todo lo que se refiere a la edición y a la difusión de los escritos. Pero sobre
todo le encarga que estudie la posibilidad de presentar «un programa coordinado
de actividades apropiadas en la materia, para 1967-1968, con inclusión de
actividades destinadas a promover la producción y difusión de libros en los países
en vías de desarrollo» (1974: 20).
Citando a Robert Escarpit, Delavenay refiere lo siguiente:
… Merced
al impulso dado por la resolución de la Conferencia General en 1964, la Unesco
debía emprender sistemáticamente el análisis de los problemas de la zona de
penuria. Después de un importante trabajo preliminar consistente en recoger e
interpretar los datos, esa fue la tarea de cuatro reuniones de expertos
convocadas, la primera en Tokio en 1966, la segunda en Accra en 1968, la
tercera en Bogotá en 1969 y la última en el Cairo en 1972. Estas cuatro
reuniones permitieron no solo delimitar los problemas de producción y
distribución del libro en las cuatro grandes regiones más desfavorecidas [Asia,
África, América Latina y los estados árabes], sino también definir los medios
de acción y fijar los objetivos precisos para la acción internacional y
nacional durante el periodo que va hasta 1980. […] De esta manera y por primera
vez, el problema de la promoción del libro en cada una de las cuatro regiones
se inscribe de manera precisa en el contexto general del desarrollo, y se
esboza una primera división del trabajo entre las organizaciones
internacionales del sistema de las Naciones Unidas, las organizaciones
regionales y los gobiernos u organismos nacionales (1974: 22).
En
el siguiente post ofreceremos más
detalles sobre este tema.
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Nota: La imagen, al inicio de esta entrada, se
obtuvo de la siguiente dirección electrónica: http://lopezdoriga.com/tag/unesco/
Bibliografía
DELAVENAY,
Émile. Por el libro. París: Unesco,
1974.
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