DÍAZ
DÍAZ, Hugo
Lima:
Ediciones SM, 2013
El contenido del libro está dividido
en cuatro capítulos y un apéndice titulado «A manera de conclusión», los cuales
están precedidos de cinco textos. El primero es de Carmen Ibarra, coordinadora
de la Colección Somos Maestras, de la Editorial SM en el Perú, quien anuncia
que el libro de Hugo Díaz Díaz forma parte de esta colección que tiene dos
series: «Gestión Educativa […]; y Convivencia Escolar…» (p. 3).
El segundo es de León
Trahtemberg, coordinador de la serie «Gestión Educativa», quien refiere que el
libro en mención «intenta ubicarse en el escenario del siglo XXI para repasar
aquellos aspectos cruciales en este esfuerzo de modernización escolar» (p. 4).
El tercero es de Javier
Manzanares, presidente ejecutivo del Grupo Telefónica en el Perú, quien
confirma el apoyo a la publicación del libro, por parte de la Fundación
Telefónica.
El cuarto es el prólogo de
Andrés Cardó Franco, quien resalta una peculiaridad importante del libro:
… muchas de las proposiciones desarrolladas en cada
uno de los capítulos tienen como fuente de inspiración las opiniones y
preocupaciones de miles de maestros, personal directivo y padres de familia que
constantemente participan de los diálogos virtuales que promueve el autor a
través de [… su] blog del portal
Educared (p. 19).
Y el quinto es una
introducción del autor del libro en donde revela los tres objetivos de la
publicación, que son los siguientes:
- Explorar las tendencias de la gestión de
las instituciones de enseñanza en los siguientes años; sus roles y las
expectativas sociales en torno a ellas.
- Analizar los principales procesos de
gestión, los enfoques, procedimientos y herramientas utilizados.
- Evaluar la incidencia que tendrán las
nuevas tecnologías en la transformación y mejora de la eficacia,
eficiencia, equidad y calidad de la gestión y sus resultados (véase p.
22).
Lo revisado hasta aquí
permite señalar que con este libro se inició en el Perú la publicación de una
colección importante sobre gestión educativa que es promovida y financiada por
dos organizaciones españolas (cuando lo ideal hubiese sido que fueran peruanas)
y que cubre un vacío en el área.
Pasemos a revisar su
contenido. Una idea central del capítulo I es que la educación se dirige ahora
a formar al estudiante para la convivencia global, sin descuidar con ello el
desarrollo de una personalidad que le permita actuar dentro de un país y una
localidad en concreto (p. 35).
En el capítulo II, se
resalta la necesidad de contar con un director líder que disponga de algunas
habilidades esenciales que no deben faltar en su perfil para dirigir
adecuadamente el trabajo docente. Sobre este punto, hay que señalar que el
Ministerio de Educación (Minedu) ha elaborado el «Marco del Buen Desempeño del
Director» (2013) y el «Marco del Buen Desempeño del Docente» (2012) en donde
precisamente se da a conocer el perfil ideal del director (como «líder
pedagógico») y del docente (con «formación profesional permanente») para un adecuado
desarrollo de sus funciones en relación a una serie de competencias y
desempeños.
En el capítulo III, se
menciona la dificultad de renovar las herramientas de gestión (PEI, PCI, la
selección de personal, la evaluación del desempeño e institucional y el
monitoreo de lo que van aprendiendo los estudiantes) «para adecuarlas a los
objetivos de mejora de la calidad y los resultados» (p. 127). Al respecto, el
Minedu también ha presentado propuestas que auguran un mejor desempeño en el
logro de aprendizajes de los estudiantes como los ocho compromisos de gestión
(que para su implementación en el 2016 se han reducido a seis) mencionados en
el Manual de gestión escolar (2015) y
que son un reajuste de la propuesta original enunciada en el Fascículo de gestión escolar centrado en los
aprendizajes (2014). Estos documentos, a su vez, permiten trabajar algunas
herramientas de gestión como el PEI a través de su desglose anual plasmado en
el PAT.
Vemos, pues, que los marcos,
el manual y el fascículo, elaborados por el Minedu (y otras medidas de este
gobierno y el anterior), se orientan en gran medida en dirección a las
propuestas del autor, tomadas de la investigación de Barber y Moushed (2008) en
relación a los «factores que hacen que ciertos países tengan mejores desempeños
académicos que otros» (p. 52): «el conseguir a las personas más aptas para
ejercer la docencia [selección de personal: prefigurada ya en la Ley de la Carrera
Pública Magisterial (2007) y su reglamento (2008), reemplazados por la Ley de
Reforma Magisterial (2012) y su reglamento (2013), que promovía o promueve,
ambas, la meritocracia], desarrollarlas hasta convertirlas en instructores
eficientes [en el gobierno anterior, con programas de capacitaciones; en este
gobierno, con becas de estudio de posgrado para los docentes, aunque no en una
cantidad suficiente] y garantizar que el sistema sea capaz de brindar la mejor
instrucción posible a todos los niños [con la acreditación de las escuelas que
este gobierno desactivó para las instituciones educativas que no tengan un
Comité de Calidad inscrito ante el SINEACE hasta una determinada fecha; y los
seis compromisos de gestión, que también buscan mejorar los resultados de la
educación básica]» (p. 126).
En el capítulo IV, el autor
presenta un amplio abanico de posibilidades de uso de las TIC en los diversos
ámbitos del sector para un mejor uso educativo, un mejor tratamiento de la
información, ahorro de esfuerzos y recursos, etc. En este punto es donde menos
ha avanzado en implementar mejoras el Minedu. Las TIC las está empleando más
para el trabajo administrativo como la implementación del SIAGIE, la página
virtual Síseve, Scale, Sicrece, etc., que también resulta importante y
necesario, pero sin descuidar la implementación de medidas que fomenten un
mayor uso de las TIC en las aulas. Colombia, por ejemplo, este año va a
seleccionar y enviar a un grupo de 18 docentes a Corea del Sur, el país que más
destaca en el uso de las TIC con fines educativos, para aprender los nuevos
usos y poder implementarlos en su país; y desde el 2015 también está empleando
Duolingo para el aprendizaje del idioma inglés en las escuelas públicas.
En conclusión, podemos decir
que en vista del año de publicación del libro de Hugo Díaz Díaz (enero de 2013)
se comprende la omisión de la mayoría de documentos del Minedu mencionados (y
que aparecieron con posterioridad a esa fecha) con su respectivo comentario
valorativo acerca de si se están haciendo bien las cosas o se requiere de algún ajuste y en qué
consistiría ello.
Lo que nos permite ver esas
omisiones es lo rápido que ha pasado el tiempo y lo desactualizado que ha
quedado hoy el libro Nuevas tendencias y
desafíos de la gestión escolar con relación al trabajo realizado por el
Minedu (la cartera no empezó el 2011 bien) con el nuevo ministro (el
cambio de autoridad le permitió tomar otro impulso, no sin incurrir en algunos
despropósitos, como por ejemplo el deseo de cerrar el SINEACE y reemplazarlo
por el COPAES) a tres años de haberse publicado.
No obstante ello, el libro
expone ideas valiosas sobre cómo mejorar la educación centrándose en la gestión
educativa (algo que ya se está empezando a hacer), empleando las herramientas
de gestión para la mejora de los aprendizajes y la adecuada selección del
personal (también se está avanzando en ello), y empleando las nuevas
tecnologías para motivar al estudiante (una tarea que se requiere reforzar).
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