Si hacen doble clic en la imagen que antecede a estas líneas podrán ver y leer en una imagen agrandada los derechos del lector de Daniel Pennac, que aparece en su libro Como una novela (1993).
Los transcribo a continuación, según aparecen en la siguiente dirección electrónica: http://blogdemiscelanea.blogspot.com/2009/04/el-arte-de-leer.html
1. Derecho a no leer
2. Derecho a saltarse páginas
3. Derecho a no terminar un libro
4. Derecho a releer
5. Derecho a leer cualquier cosa
6. Derecho a leer lo que me gusta
7. Derecho a leer en cualquier parte
8. Derecho a picotear
9. Derecho a leer en voz alta
10. Derecho a leer en silencio
2. Derecho a saltarse páginas
3. Derecho a no terminar un libro
4. Derecho a releer
5. Derecho a leer cualquier cosa
6. Derecho a leer lo que me gusta
7. Derecho a leer en cualquier parte
8. Derecho a picotear
9. Derecho a leer en voz alta
10. Derecho a leer en silencio
No dispongo de mucho tiempo para escribir este nuevo envío, pero un llamado interior me fuerza a dejar todo de lado por unos instantes y a digitar lo que sigue, a fin de invitar a los lectores a la reflexión.
Tengo muchos deseos de leer el libro de Daniel Pennac: Mal de escuela. Su autor trabajó como docente en Francia durante 26 años. No tendría eso nada de extraño si no fuera porque Pennac fue durante su etapa escolar un alumno gris, durante la mayor parte de su escolaridad. Y es justamente ese tipo de personaje el protagonista de su novela.
En una entrevista que le hace Lola Lara en la revista Cuadernos de Pedagogía Nº 385, Pennac cuenta lo siguiente: «Yo era un alumno muy, muy malo: no hacía los deberes, no estudiaba… como todos los malos alumnos que he encontrado en mi vida de profesor, yo me inventaba explicaciones para justificarme. Es decir, mentía constantemente a los profesores y a mi familia. Un buen día, un profesor de literatura que escuchaba atentamente mis mentiras y que no las juzgó desde un punto de vista moral, se dijo: ‘este chico tiene cierta imaginación narrativa’ y entonces me encargó una novela. Me dispensó de los deberes del trimestre, a cambio de que todas las semanas le entregase el capítulo de una novela; “y en la medida de lo posible” —me dijo— “sin faltas de ortografía para elevar la crítica”. Por primera vez, me encontré con un adulto que tuvo la intuición pedagógica de transformar un comportamiento descarriado en un deseo creativo. Él encontró esa vía conmigo, tuvo esa genialidad pedagógica, que no era la misma que utilizaba con otros. Por primera vez, encontré a alguien que me permitió centrarme en mí mismo. Eso es un profesor» (2008: 92). (Véase: http://www.nosoposicions.com/imgs/pdf/entrevistapennac.pdf).
En otra entrevista que le hace Álex Vicente, Pennac señalará: «Quería dejar muy claro que éste es un libro [se refiere a Mal de escuela] sobre el sufrimiento que produce el hecho de no comprender. No pretende analizar la institución escolar, sino ese tipo de dolor, que me parece bastante desconocido. Se suele creer que a los malos alumnos les da todo igual, pero la realidad es otra. El fracaso escolar se vive con gran sufrimiento. Yo lo sé porque lo he vivido.
»¿Cómo se origina ese sufrimiento?
»- Por el simple hecho de no entender la pregunta del profesor. Es algo que empieza a una edad muy temprana y que tiene efectos colaterales: el niño cree que no encaja en la escuela y desarrolla una especie de rechazo hacia la institución; la familia se preocupa y no sabe cómo ayudarlo, y el docente lo vive como un fracaso personal y profesional. Es como una bomba de fragmentación».
En otro momento, el entrevistador le pregunta a Pennac: «-¿Cuál fue la peor nota que llevó a casa?
»- En Francia, los maestros apuntan comentarios con cierta mala fe al lado de la calificación de cada materia. Una vez me escribieron: “No hay nada que esperar de este alumno”. Me pareció excepcionalmente cruel» (véase: http://revistaliterariaazularte.blogspot.com/2008/10/lex-vicenteentrevista-daniel-pennac.html).
Y sin embargo ese profesor cruel cometió un craso error con Daniel Pennac, que es hoy en día un escritor exitoso; y si tuviera que ser calificado por su veredicto desacertado y condenatorio estaría desaprobado.
Pennac pudo toparse con cuatro profesores salvadores (lean la entrevista completa en las direcciones electrónicas citadas) durante su etapa escolar, pero ¿cuántos otros Pennac no tuvieron la oportunidad de cruzar sus vidas con un solo profesor salvador, y sus talentos quedaron adormilados y sepultados con un alud de frases condenatorias?
___________________
Nota: La imagen que encabeza el texto fue tomada de la siguiente dirección electrónica: http://librerialapecera.blogspot.com/2010/12/los-derechos-del-lector.html
No hay comentarios.:
Publicar un comentario