sábado, 31 de mayo de 2025

COLABORACIÓN PARA EL DIARIO «HOY LUNES»

El 18 de mayo del 2025, se publicó mi artículo «Diez claves para participar de un truequetón de libros» en el diario «Hoy Lunes», dirigido por el escritor y periodista egipcio Ehab Soltan (ver: https://tinyurl.com/y2wadntw).

La publicación es de libre acceso y tiene una proyección internacional muy amplia, al contar con colaboradores de gran talento que escriben artículos desde diferentes partes del mundo.  

Decidí incluir el texto en mención en este espacio virtual para que los seguidores de mi blog que no se hayan enterado de la noticia puedan disfrutarlo aquí también. Este es el artículo aludido:

 

 Diez claves para participar de un truequetón de libros


Consejos útiles para sacar provecho del trueque literario sin frustraciones

 

Después de participar en algunos truequetones de libros organizadas en Lima, Perú, pude observar conductas, acciones y reacciones que son ahora el insumo para escribir estas diez recomendaciones para participar de un truequetón de libros (como se les ha bautizado en mi país) o intercambio de libros, o trueque literario (como le llaman en Hispanoamérica) o bibliocasitas (como le llaman en España). Hago la salvedad de que muy probablemente algunas de ellas o muchas o tal vez todas no sean aplicables a otros contextos culturales o a la forma digital y mediata de implementar esta práctica. Paso a mencionarlas:

1) Lleva siempre libros de literatura para adultos, y no solo obras literarias. Pueden ser libros de historia, ciencias sociales y humanidades en general. Y que no te sorprenda encontrar uno que otro interesado en temas administrativos.

2) Lleva pocas obras de literatura infantil y juvenil (LIJ). A pesar de que son jóvenes la mayor parte de los que intervienen en un truequetón, ellos prefieren literatura adulta (no confundir con literatura erótica), por ejemplo: autores clásicos y escritores contemporáneos consagrados y de moda. Las obras de LIJ la mayor parte de ellos las descarta del saque, sin siquiera ver los títulos (una manifestación del deseo de crecer rápido o de mostrar las mismas o similares habilidades lectoras e interpretativas de los adultos seguramente). Solo unos pocos se interesan por ellos. También hay niños que participan de un truequetón, pero no tuve oportunidad de interactuar con ellos.

3) Lleva de preferencia libros nuevos, son más apreciados, aunque también los aceptan de segunda si están bien conservados, de preferencia; pero si son buenos títulos y difíciles de encontrar, hasta ajados o algo manchados se aceptan. Si están apolillados, aun cuando levemente, ya son más difíciles de intercambiar por el temor del truequetonero de llevar polillas a casa.

4) Ve con la voluntad de negociar con lo que tienes y con lo que hay: si vas a esperar encontrar el título que quieres del autor de tu preferencia, te aviso que eso es muy difícil que ocurra, o casi imposible. Por eso, es mejor negociar con mente abierta el trueque. Si encuentras un libro de tu autor preferido, pero que no era el título que buscabas de él, te conviene cambiarlo por uno tuyo que ya leíste y que consideres que tiene un valor semejante. Pero si esto último no se da, de todos modos, se debe evaluar hacer el trueque porque si se acaba el día y no lograste cambiar ese libro, lo tendrás nuevamente en casa y no un título nuevo para leer y revisar.

5) Te recomiendo no hacer trueque con tus libros más valiosos o de consulta continua. Esos son parte de tu biblioteca personal. Todo buen lector o escritor tiene una o debe tener una, y si tú aún no la tienes, créate una, nunca es tarde para ello.

6) No hay muchos truequetoneros, por eso debes aprender a negociar en el menor tiempo posible y con el mejor resultado posible, porque alguien más te puede ganar en conseguir un libro de tu preferencia, raro, valioso, etc.

7) Nunca postergues un trueque que te ofrezcan en una situación ventajosa. Por ejemplo: si te ofrecen dos libros por uno tuyo y esos dos libros superan el precio del tuyo, es un intercambio ventajoso para ti. Deja las cuestiones sentimentales a un lado, si no puedes hacerlo, deberías pensar dos veces antes de participar de un truequetón.

8) No hagas esperar a un truequetonero y postergues el trueque hasta el momento en que solo quede esa alternativa de cambio (muy pocos serán los que esperarán tu paciencia), pensando que aparecerá el ideal ofreciéndote el libro que tú quieres. Las posibilidades de que eso ocurra, ya lo señalamos antes, son de una en un millón. Si te ofrece un intercambio equivalente o ventajoso, no hay razón para no acceder al trueque.

9) Si además de lector eres escritor, puedes intercambiar tus obras literarias para que más lectores te conozcan y puedas obtener otros libros nuevos sin tener que prescindir de alguno de tu biblioteca personal. Además, identificarte como escritor te da una mayor ventaja para el trueque en caso de que el lector sepa apreciar y valorar esa condición.

10) No hay que tener al truequetón como el único recurso para conseguir libros ni como el principal, porque con esa idea en mente no negociarás bien. Lo ideal es que solo sea un recurso entre otros y no el principal. Recordar que se pueden conseguir libros, algunos gratuitos y de libre descarga, en internet, en versión EPUB o PDF. Estos últimos se pueden imprimir y leer. Además, se pueden comprar libros baratos en Amazonas (sí, donde la Cámara Popular de Libreros en Lima, Perú) y libros electrónicos en Amazon. Pero en caso de no disponer de fondos, también se puede recurrir al sistema de préstamos de libros a domicilio de la Biblioteca Nacional del Perú, Casa de la Literatura y Bibliometro por quince días con posibilidad de renovación por quince días más o siete días según sea el caso.

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Nota: La foto, al inicio de esta entrada, fue tomada de la siguiente dirección electrónica:  https://tinyurl.com/y2wadntw

 


Referencias bibliográficas

 

ROMÁN ENCINAS, Marco Antonio. «Diez claves para participar de un truequetón de libros». En diario «Hoy Lunes», 18 de mayo del 2025. Consultado el 30 de mayo del 2025 en https://tinyurl.com/y2wadntw

 

miércoles, 30 de abril de 2025

SENDERO LUMINOSO PARA DUMMIES

Carrillo, Aldo Vela

Lima: Kokoro Books, 2024


Este libro confronta el discurso monolítico indulgente, romantizante y blanqueador de los senderólogos con respecto a su objeto de estudio. Hacía falta un libro así que desmitifique esa narrativa unidireccional que linda más con la ficción por momentos, y que emplea con premeditación el discurso científico e histórico para pasar de contrabando el ingrediente edulcorante del que hablábamos poco antes.

Está escrito con un lenguaje ágil y ameno. Hay información novedosa y desmitificante sobre Abimael Guzmán, sus esposas, Edith Lagos y Elena Iparraguirre, el vocero El Diario, etc. Un ejemplo de ello lo podemos ver en la siguiente cita, en donde se menciona una de las funciones que cumplía El Diario cuando ya se había constituido en uno de los órganos de propaganda de Sendero Luminoso (SL), y en donde también se desenmascara, por parte del autor, una argucia legal empleada por la hija de un dirigente sindical para aprovecharse del Estado:


Una de las funciones de El Diario era adjudicarse la responsabilidad de sus acciones. Una de ellas, el asesinato del dirigente sindical Pedro Huilca, destacado en la portada del vocero senderista. El coronel Benedicto Jiménez, jefe del GEIN [Grupo Especial de Inteligencia, unidad de élite de la Policía Nacional del Perú], obtuvo los documentos del reglaje que los terroristas realizaron a Huilca, además de las pruebas que demostraban que el atentado se planeó en dos ocasiones. El GEIN, además, guarda en su museo los ejemplares requisados de El Diario en los que, antes de su asesinato, se realizó una campaña de desprestigio del dirigente en la que se le acusó, entre insultos y otras lindezas, de "vende obreros".

El periodista Ricardo Uceda en su libro dedicado al Grupo Colina sostiene que el asesinato del dirigente no fue obra de este grupo paramilitar. Ni siquiera la CVR [Comisión de la Verdad y Reconciliación], en su Informe Final, se atreve a determinar la autoría del crimen. No obstante, Indira Huilca, la hija del asesinado dirigente, ha hecho carrera política presentándose como víctima del Estado y del fujimorismo, pero no del terrorismo. Por ello, su familia cobró una considerable reparación civil proveniente de los impuestos que pagan todos los ciudadanos (2024: 33 y 34).

Aunque el autor estudió en la Pontificia Universidad Católica del Perú, no se ha dejado avasallar por el discurso hegemónico de los senderólogos de izquierda y, por el contrario, ejerce su rol de periodista con la mayor objetividad posible, procurando desentrañar la verdad de los hechos estudiados y sin apasionamientos, lo que hace valioso el libro.

A diferencia de los senderólogos, el autor ha consultado con los protagonistas que confrontaron directamente contra los terroristas de SL como los miembros del GEIN, entre ellos, Benedicto Jiménez y Marco Miyashiro; y también ha consultado al que fue jefe de la Dircote (Dirección contra el Terrorismo), Óscar Arriola Delgado, a fin de conseguir más datos para su libro y tener una visión más completa de aquellos trágicos episodios. Ese es un punto a destacar porque la historia se construye confrontando los hechos con todos los involucrados y evitando sesgos ideológicos que puedan inclinar la balanza hacia un lado cuando el investigador solo debe preocuparse por transmitir la verdad.

En el libro, además, se mencionan temas que no aparecen en otros estudios sobre terrorismo o que sí aparecen, pero no con los detalles que aquí se ofrecen como el número de instituciones de desarrollo agrario destruidos o quemados por SL, el uso de niños bomba y pioneritos, la falsa lucha contra el individualismo y el sentimiento del amor en los senderistas, el deseo de empobrecer a los peruanos que gozaban de una fuente de ingresos aseguradas y regular, la matanza de los Húsares de Junín, el caso Uchuraccay, la masacre en Soras, etc. Veamos un ejemplo al respecto sobre lo ocurrido en Soras, Ayacucho, en donde Vela Carrillo incluso cuestiona la versión disimuladamente parcializada de la CVR (integrada casi exclusivamente por intelectuales de izquierda) en su mención de los hechos:


De acuerdo con la COMISEDH [Comisión de Derechos Humanos], son 109 las víctimas, incluyendo ancianos, mujeres y niños, las que perdieron la vida en manos de Sendero Luminoso en la jornada homicida que se inició a las 8 de la mañana y terminó pasadas las 8 de la noche del 16 de julio de 1984. La fiscalía, sin embargo, afirma que fueron 117 personas asesinadas por el comunismo en Soras. La masacre por décadas se mantuvo oculta.

La CVR, tan puntillosa y exhaustiva con las 'ejecuciones extrajudiciales' perpetradas por policías o militares, menciona en su Informe Final ligeramente el caso Soras (dentro del Tomo IV. Sección Tercera: Los escenarios de la violencia. Capítulo 1: La violencia en las regiones), a pesar de que fue muchísimo más cruel y sanguinaria que la Masacre de Lucanamarca.

Recién, 28 años después, el ex procurador Julio Galindo desempolvó el caso y logró que, en diciembre de 2012, la cúpula de Sendero Luminoso fuera procesada como responsable mediato de las matanzas en Soras. Abimael Guzmán murió sin ser sentenciado por estas muertes, que se suman a la infinidad de atrocidades ordenadas por él y cometidas por su banda de asesinos. Los terroristas que componen el denominado Comité Central de Sendero Luminoso, entre ellos, Elena Iparraguirre, Laura Zambrano, Osmán Morote, Oscar Ramírez Durand, Margot Liendo Gil, en cambio, sí tienen que responder ante la justicia y ante las víctimas por estos hechos que ensangrentaron a las humildes comunidades ayacuchanas. Sin embargo, Víctor Quispe Palomino está acusado como el responsable material de la muerte de 117 personas, mientras permanece escondido en el VRAEM. Desde ahí, lidera los remanentes que Sendero Luminoso mantiene en la zona cocalera más importante del país (2024: 109 y 110).

Por lo señalado, un libro muy recomendable de leer por los jóvenes sobre todo, y que sería oportuno incluirlo en el plan lector de los colegios de secundaria para que las futuras generaciones conozcan nuestro pasado reciente y la historia no se vuelva a repetir

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Nota: La foto del libro al inicio de esta reseña fue tomada por Marco Antonio Román Encinas.

 

 

Bibliografía


VELA CARRILLO, ALDO. Sendero Luminoso para dummies. Lima: Kokoro Books, 2024.


miércoles, 12 de marzo de 2025

CINCO VERSIONES DE UN INCIDENTE ENTRE GEORGETTE VALLEJO Y GERARDO DIEGO II

En esta segunda parte de este artículo, veremos las restantes versiones que quedaron pendientes de mencionar y citar. La tercera versión aparece en el libro de memorias El pez en el agua, de Mario Vargas Llosa, en donde se señala lo siguiente al respecto: 

…André Coyné tradujo «El desafío» al francés, pero fue Georgette Vallejo la que revisó y pulió la traducción, trabajando conmigo. Yo conocía a la viuda de César Vallejo porque iba con frecuencia a visitar a Porras, pero sólo en esos días, ayudándola en la traducción, en su departamento de la calle Dos de Mayo, nos hicimos amigos. Podía ser una persona fascinante, cuando contaba anécdotas de escritores famosos que había conocido, aunque ellas estaban siempre lastradas de una pasión recóndita. Todos los estudiosos vallejianos solían convertirse en sus enemigos mortales. Los detestaba, como si por acercarse a Vallejo le quitaran algo. Era menuda y filiforme como un faquir y de carácter temible. En una célebre conferencia en San Marcos, en la que el delicado poeta Gerardo Diego contó bromeando que Vallejo se había muerto debiéndole unas pesetas, la sombra de la ilustre viuda se irguió en el auditorio y volaron monedas sobre el público, en dirección al conferencista, a la vez que atronaba el aire la exclamación: «¡Vallejo siempre pagaba sus deudas, miserable!» (1993: 233 y 234).

La cuarta versión está registrada en el artículo «En el nombre de Vallejo», de Enrique Sánchez Hernani, publicado en Letras.s5, página chilena dirigida por Luis Martínez S.  Sánchez Hernani, citando el libro Georgette Vallejo al fin de la batalla, de Miguel Pachas Almeyda, refiere lo siguiente:

En 1964 cobra su segunda víctima. El poeta Gerardo Diego llega a Lima y lee unas cartas del vate peruano donde este confiesa que le debe un dinero. Georgette, en primera fila del auditorio, en la Universidad de San Marcos, le lanza un grito feroz y se retira llorando, gesto que algunos aplauden y otros pifian. La Cámara de Diputados debatió, a raíz del hecho, una moción para expulsar a Diego ante el agravio a Vallejo, que no prosperó (2008, párr. 4, véase: https://tinyurl.com/3emfu3fz).

La quinta versión la ofrece el crítico literario peruano Julio Ortega en la conferencia titulada «César Vallejo en tiempos de penuria», que forma parte del Programa de Literatura Peruana organizada por la Biblioteca Nacional del Perú, y que fue colgada en su canal de YouTube el 30 de julio del 2020. Cito:

Estuvo un poeta español, muy mayor, que pasó por Lima, y dio [sic] una lectura, una charla en San Marcos. Y este hombre había escrito o contado que le había prestado dinero a Vallejo. Vallejo se prestaba dinero, pero era una costumbre de la época. El que tenía algo prestaba al otro, etc. Y este poeta, el español, contó que le había prestado dinero a Vallejo, y Georgette estaba allí. Y ella metió su mano en su cartera y agarró un puñado de monedas y se las tiró al pobre poeta. Fue una humillación brutal. O sea que era extraordinariamente radical, violenta en su defensa de la imagen del poeta. Y además no tiene nada de malo, en esa época todo el mundo se prestaba dinero porque a todo el mundo le faltaba dinero. El único modo era prestarse. Y este poeta tenía dinero y le prestó. Y cometió, digamos, el error de tacto de contarlo, pero la sanción que recibió fue brutal (véase a partir del minuto 23:35: https://tinyurl.com/2p6zudup).  

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Nota: La foto, al inicio de esta entrada, fue tomado de la siguiente dirección electrónica: https://tinyurl.com/3t8cvfbw 



Bibliografía


CASTAÑON, JOSÉ MANUEL. «Las viudas abusadoras». En Los Cuadernos del Norte. Revista Cultural de la Caja de Ahorros de Asturias, Año VII, N° 938, de octubre de 1986. Consultado el 28 de febrero del 2025 en https://tinyurl.com/57zw4r6e 

ORTEGA, JULIO. «César Vallejo en tiempos de penuria». En canal de YouTube de la Biblioteca Nacional del Perú, 30 de Julio del 2020. Consultado el 28 de febrero del 2025 en https://tinyurl.com/2p6zudup 

SÁNCHEZ HERNANI, ENRIQUE. «En el nombre de Vallejo». En página web Letras.s5, 27 de febrero del 2025. Consultado el 28 de febrero del 2025 en https://tinyurl.com/3emfu3fz 

VALLEJO, GEORGETTE. Vallejo: ¡Allá ellos, allá ellos, allá ellos! Lima: Editorial Zalvac, 2012.

VARGAS LLOSA, MARIO. El pez en el agua. Memorias. Barcelona: Editorial Seix Barral, 1993.


viernes, 28 de febrero de 2025

CINCO VERSIONES DE UN INCIDENTE ENTRE GEORGETTE VALLEJO Y GERARDO DIEGO I

Sobre el incidente que hubo entre la viuda de César Vallejo, Georgette, y el poeta español Gerardo Diego, he encontrado cinco versiones directas o indirectas contadas por cinco escritores que difieren en sus detalles, entre ellas se encuentra la versión de la viuda protagonista del incidente en mención. 

En esta ocasión, me eximiré de comentar las versiones halladas (que podrían no ser todas seguramente) y me limitaré a dejar un registro de ellas para que el lector saque sus propias conclusiones. Esta forma de proceder, además, permitirá que este artículo, que se divide en dos partes, no se extienda demasiado.

Ordenaré las versiones mencionadas en orden cronológico ascendente por lo que corresponde citar primero a la protagonista del incidente: Georgette de Vallejo, quien relata lo siguiente en su libro Vallejo: ¡Allá ellos, allá ellos, allá ellos! (solo cuento con la versión digital de la primera reimpresión del libro hecha por la Universidad Alas Peruanas en el 2012, pero la primera edición impresa se publicó por la Editorial Zalvac en el año 1978):

Un día surgirá Gerardo Diego. Ha cruzado un océano para venir a leer en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos del Perú, unas cartas en las que Vallejo le pide dos veces un préstamo. La compañera de Vallejo, quien ha presentido al personaje, se ha colocado muy cerca del conferencista. Se levanta y avanzando hacia él le dice: «Aquí tiene usted su dinero». G. Diego rehúsa el sobre —él ha venido a dañar— y prosigue su lectura: «...Juan Larrea le dio a Vallejo para que lo copiara a máquina un manuscrito suyo, libro que tuvo mucha influencia sobre la obra de Vallejo”. Al proferir tal disparate, hasta su propia voz se ha hecho imperceptible como si, encogiéndose, el órgano vocal se hubiese estremecido de estupor y de vergüenza ante tal veneno. Dos veces rechazará G. D. el reembolso de la deuda de Vallejo: no ha venido sólo a dañar. Obedece además a un segundo cálculo. Va a entregar las cartas de Vallejo a su viejo amigo y cómplice Juan Larrea, quien las juntará con las suyas, constituyendo los archivos del Aula llamada Vallejo. En el momento en que Vallejo pide dichos préstamos, la editorial Ulises a quien las tres ediciones seguidas de RUSIA EN 1931 han salvado de la quiebra, no le ha pagado sus derechos de autor. ‘Ulises’ (así llamaremos al editor) aunque perfectamente enterado de la apremiante precariedad material en la que se debate el autor de RUSIA EN 1931, no los pagará… (2012: 66).

La segunda versión se encuentra en el artículo «Las viudas abusadoras», de José Manuel Castañón, publicado en Los Cuadernos del Norte. Revista Cultural de la Caja de Ahorros de Asturias, Año VII, N° 938, de octubre de 1986, del que cito el fragmento pertinente: 

… quiero anticipar que Gerardo Diego, hoy ya casi nonagenario y tan ausente a la diatriba de la agencia internacional AFP de Lima, que en momentos de angustia económica para César Vallejo, le prestó mil pesetas, lo que entonces no eran unas monedas, sino tres sueldos mensuales como profesor o mil soles en el Perú. El poeta Gerardo Diego que sólo contaba con su sueldo de profesor de literatura para vivir, se las prestó a Vallejo, porque le admiraba y sabía que necesitaba ese dinero para desplazar desde Madrid a París a Georgette. César le escribía lamentando no poder devolverle esa cantidad de mil pesetas e incluso le pedía otra cantidad más pequeña, que sí le devolvió. Esas cartas de Vallejo, hoy en su «Epistolario General», son las que leyó el poeta español en Lima, en algunos fragmentos, y no para ofender la memoria del poeta, sino para mostrar lo mucho que le admiraba desde que le dedicó para la segunda edición de «Trilce», el poema «Valle Vallejo».

[…] Georgette debía saber muy bien que esa cantidad que Gerardo prestó a su esposo, era para atender a sus gastos y, por tanto, más que armarle un escándalo tirando monedas de una cesta a la cara del poeta español, si tanto le torturaba la deuda que jamás soñó Gerardo reclamar aun siendo pobre, la viuda abusadora tenía que dejar de serlo y saludar con afecto al poeta español, quien había venido a dar conferencias a la América para ver si ganaba —así me lo confesó en una carta con ternura—, unos dinerillos para poder obsequiar un piano a una de sus hijas que se le casaba por entonces. Los poetas por grandes que sean no ganan como los cantantes, y Gerardo Diego aun dando recitales al piano, lo mismo. Dudo que haya podido comprar un piano a su hija (1986: 79) (véase: https://tinyurl.com/57zw4r6e).  

En la segunda parte de este artículo, veremos las otras tres versiones del incidente ocurrido entre Georgette Vallejo y Gerardo Diego. 

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Nota: La foto, al inicio de esta entrada, fue tomado de la siguiente dirección electrónica: https://tinyurl.com/26nm9mmy  



Bibliografía


CASTAÑON, JOSÉ MANUEL. «Las viudas abusadoras». En Los Cuadernos del Norte. Revista Cultural de la Caja de Ahorros de Asturias, Año VII, N° 938, de octubre de 1986. Consultado el 28 de febrero del 2025 en https://tinyurl.com/57zw4r6e 

ORTEGA, JULIO. «César Vallejo en tiempos de penuria». En canal de YouTube de la Biblioteca Nacional del Perú, 30 de Julio del 2020. Consultado el 28 de febrero del 2025 en https://tinyurl.com/2p6zudup 

SÁNCHEZ HERNANI, ENRIQUE. «En el nombre de Vallejo». En página web Letras.s5, 27 de febrero del 2025. Consultado el 28 de febrero del 2025 en https://tinyurl.com/3emfu3fz 

VALLEJO, GEORGETTE. Vallejo: ¡Allá ellos, allá ellos, allá ellos! Lima: Editorial Zalvac, 2012.

VARGAS LLOSA, MARIO. El pez en el agua. Memorias. Barcelona: Editorial Seix Barral, 1993.


viernes, 31 de enero de 2025

LAS BRUJAS DE CACHICHE Y LA MALDICIÓN DE LA PALMERA DE SIETE CABEZAS

Paz Vergara, Pamela Cueto

Lima: Editorial Septiembre, 2013


Este libro recoge una historia impresionante que una Mary Shelley peruana hubiera podido convertir en un clásico del terror seguramente. La sola imagen de una palmera de siete cabezas ya es de por sí impactante y solo comparable con lo que se ve en la mitología griega. 

Considero que la narradora ha construido un texto entretenido, a pesar de todo, y que provoca terminar de leer una vez iniciada la lectura. Es la historia de tres amigos (Anita, Vincho y el Gordo) que juegan a las carreras con sus respectivas bicicletas y un día deciden que el reto sería llegar a Cachiche, lugar prohibido por sus padres porque suceden cosas raras en esa zona (las brujas invocan al diablo en las noches de luna llena y las almas de los muertos vagan por sus calles).  

Se menciona el monumento que mandó construir Fernando León de Vivero a la muerte de la bruja buena Julia Nazaria Hernández Pecho viuda de Díaz, por haberlo curado de su tartamudez y haber pronosticado que sería presidente de la Cámara de Diputados cuando este tenía 15 años, lo cual se cumplió. Y aunque no se menciona en el libro, en la vida real el partido por el que postuló Fernando fue el Apra. 

Cuando la imagen de la bruja en el huarango cobró vida, les reprochó a los adolescentes por estar allí y les hizo un hechizo para que nadie más los viera, salvo el mismo Lucifer. También les dijo que dependerá de ellos sobrevivir a la noche de la cacería, la cual se refería al día en que las brujas pidieron ayuda al demonio para ver el futuro a cambio de la sangre de una de ellas. La bruja elegida como ofrenda huyó y por eso se desató la cacería. 

La bruja les contó esta historia pormenorizadamente y a medida que la contaba los adolescentes la veían realizarse. Estos, al sentirse en un momento en peligro, decidieron huir, pero Anita se había quedado fisgando el aquelarre y regresaron sus amigos por ella. La curiosidad de Anita los hizo retrasar su fuga. Se percataron que la bruja a sacrificar no quiso ser sacrificada y empezó a huir. Y luego imploró la bruja la ayuda de los hechiceros quienes se percataron que si se cumplía con ese sacrificio, el diablo probablemente cumpliría su palabra y eso no les convenía por lo que decidieron ayudarla.  Pronto, todo Cachiche se convirtió en un campo de batalla. Había bolas de fuego que iluminaban el cielo, y los hechiceros alargaban sus cuerpos hasta los diez metros. Estos además tenían bajo su dominio un gigantesco pulpo de tentáculos monstruosos que amenazaba con triturar a quien se le cruzara por delante.

Las brujas se sentían muy debilitadas y vencidas cuando invocaron la ayuda del diablo.  El pulpo atrapó a la bruja, el diablo la ayudó cortando el tentáculo que lo sujetaba con una lengua de fuego. Debilitado, el pulpo se fue solidificando, endureciendo y se convirtió en una especie de palmera de siete cabezas, con una seccionada y que quedó oculta en la tierra. La lucha continuó. Las brujas, pese a las vidas perdidas, no lograron lo que se propusieron por lo que dejaron aquella palmera de siete cabezas como recordatorio para los próximos tratos con el demonio. 

Como último encantamiento, los hechiceros se transformaron en raíces de huarango para renacer como árboles mágicos. Para asegurar las brujas el regreso de las que habían muerto en batalla, las sobrevivientes lanzaron una maldición: el día en que la séptima palmera reverdezca, Ica se hundirá en las aguas y la lucha entre brujas y hechiceros volverá a comenzar.    

Vincho tuvo un sueño sobre brujas y hechiceros, el mismo que tuvo Anita y el gordo, es decir, no soñaron realmente, sino lo vivieron. Cuando regresaron al pueblo, a ver la imagen de la bruja, Anita pensó que la V de la Victoria que hacía era absurda porque no habían conseguido lo que deseaban. 

Cito unos párrafos de la escena que propiciará más tarde la pelea entre los hechiceros y las brujas: 

El ir y venir inquieto de las brujas maleras —aquellas a las que la gente buscaba cuando quería hacer daño a otra persona— aumentaba en los muchachos el miedo, el que se convirtió en terror cuando descubrieron a Anita junto al caldero. En sus cabezas volvía a resonar la advertencia de Julia Nazaria: "Nadie podrá verlos, a menos que sea el mismísimo diablo", y era a él al que las brujas planeaban invocar. 

Corrieron sin hacer ruido, decididos a recoger a la curiosa y salir del pueblo antes de que apareciera el Maligno. Estaban cerca de lograrlo cuando uno de los troncos que ardía en la fogata reventó haciendo saltar chispas y avivando las llamas aún más. En ese momento, un lúgubre aullido retumbó en las cuatro esquinas de la plaza y una voz tétrica, que parecía salir de entre las flamas, anunció: 

—Tendrán lo que buscan, y a cambio me darán la vida de la más joven entre ustedes (2013: 24 y 25).

El libro forma parte de la colección Leyendas Tenebrosas del Perú que publicó QG Editores y el Grupo La República y cuenta con ilustraciones en blanco y negro acordes a la temática del texto; pero me he percatado que como es un libro con rasgos visibles de estar dirigidos a los jóvenes, algunos de estos no los compran o no los intercambian en un trueque de libros por esa razón (no sabría precisar en qué proporción de esa población ocurre eso porque no hay encuestas al respecto, pero sí sé que ocurre), a pesar de ser un título recomendable de leer. 

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Nota: La foto del libro al inicio de esta reseña fue tomada por Marco Antonio Román Encinas.


Bibliografía


PAZ VERGARA, PAMELA CUETO. Las brujas de Cachiche y la maldición de la palmera de siete cabezas. Lima: Editorial Septiembre, 2013.