Aunque suene increíble, en el siglo XVIII, el Perú
llegó a tener la mejor biblioteca de América, según lo cuenta Luis Martín en el
artículo «La biblioteca del colegio de San Pablo (1568-1767), antecedente de la
Biblioteca Nacional», que forma parte del libro La Biblioteca Nacional: aportes para su historia.
Los hechos ocurrieron así:
El origen
de la Biblioteca de San Pablo se remonta a abril de 1568, cuando el P. Gerónimo
de Portillo y los primeros jesuitas llegaron a Lima. Antes de salir de Sevilla,
Portillo gastó más de doscientos ducados en libros para el futuro San Pablo, y
casi podría decirse que la biblioteca existió antes del Colegio. Una vez
adquirido el terreno para edificar el Colegio, en la cuadra ocupada hoy por la
Biblioteca Nacional y la Iglesia de San Pedro, uno de los primeros cuidados de
Portillo fue edificar una pequeña biblioteca… (s. a.: 26).
El crecimiento de la Biblioteca de San Pablo se
explica en las siguientes líneas:
Desde 1569
todos los jesuitas venidos de Europa, no solo españoles, sino también italianos
y alemanes, llegaban a Lima con nuevas aportaciones de libros. El primer Visitador
jesuita del Perú, el Doctor Juan de la Plaza, por ejemplo, zarpó de Sevilla
rumbo a Lima en octubre de 1574 trayendo libros por valor de quinientos
ducados. El interés de Plaza en la incipiente biblioteca de San Pablo se
refleja no sólo en la importante contribución de libros hecha por él en 1574,
sino en el estudio que hizo de los fondos existentes y de la administración de
la biblioteca… (s. a.: 26).
El devenir de la Biblioteca de San Pablo, por cierto, no estuvo exento
de adversidades:
… El 12
de diciembre de 1576 Plaza escribía al General de los Jesuitas en Roma y, entre
otras cosas, le daba un informe preciso sobre el estado de la biblioteca. Plaza
se queja de que está colocada en un sitio muy húmedo y que la humedad ha
comenzado a hacer estragos en algunos de los libros. Más triste aún, Plaza
informa al General, el catálogo original ha desaparecido y aún no se ha hecho
el nuevo […]. Lo más lamentable para el Visitador fue comprobar que muchos de
los libros traídos de Europa habían desaparecido para finales de 1576, quizá
sacados de la biblioteca, sin permiso, por lectores sin escrúpulos (s. a.: 26).
Con el tiempo el material bibliográfico de la Biblioteca
de San Pablo se incrementó con las compras que realizaban los religiosos
jesuitas:
Desde el
período de Plaza se comienza a enriquecer la biblioteca de una manera más
sistemática. En 1575 el General de los Jesuitas nombra un Procurador en Sevilla
para gestionar los asuntos de los colegios de ultramar. Entre las órdenes dadas
al Procurador está la de comprar libros para las bibliotecas que los jesuitas
estaban formando en América. El Procurador, según las normas del General, no
debería esperar a que le pidan libros, sino que irá comprando todo lo que vaya
saliendo, no sólo en España, sino también en otros centros publicitarios de
Europa… (s. a.: 26).
Y también con las donaciones de bibliotecas enteras:
… La riqueza
de la biblioteca se vio aumentada notablemente en 1602, cuando Don Francisco
Coello, ex-profesor [sic] de la
Universidad de Salamanca y Alcalde de Corte en Lima desde 1592, entró en la Compañía
de Jesús y donó su biblioteca particular al Colegio de San Pablo. La donada
biblioteca contenía una abundante colección de libros de leyes y no pocos de
matemáticas y geometría… (s. a.: 27).
Muchas décadas después, ocurre lo inesperado:
…En la
segunda mitad del siglo XVIII la Biblioteca de San Pablo contaba con casi 40.000
volúmenes*, mientras la renombrada Universidad de Harvard, en las
colonias inglesas, tenía una biblioteca que no llegaba en aquellos años a los
4.000 volúmenes*… (s. a.: 25).
El siguiente dato permite dar fe de que esta fue una
labor de verdaderos humanistas, bibliófilos y amantes del saber:
…Los
libros coleccionados en la gran biblioteca limeña estaban escritos en una
verdadera Babel de lenguas antiguas y modernas, en hebreo, griego, latín, árabe,
italiano, francés, alemán, catalán, español, y en las más importantes lenguas aborígenes
del Nuevo Mundo. La inmensa mayoría de las obras guardadas en la biblioteca de
Harvard estaban impresas en latín, y pocas se encontraban en lenguas modernas fuera
del inglés (s. a.: 25 y 26).
Lo señalado ayuda a tener una mejor idea del valor y
la importancia de la Biblioteca de San Pablo. Solo un detalle más, según el
historiador Juan Orrego, el verdadero nombre de la iglesia, cuando se construyó
por los jesuitas, fue el de «Colegio Máximo de San Pablo».
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Nota: La imagen de la iglesia de San
Pedro en el siglo XIX, en donde se encontraba antiguamente el Colegio de San
Pablo, al inicio de esta entrada, fue tomada de la siguiente dirección
electrónica: https://goo.gl/VdBiYQ
Bibliografía
MARTÍN, Luis. «La
biblioteca del colegio de San Pablo (1568-1767), antecedente de la Biblioteca
Nacional». En La Biblioteca Nacional: aportes para su
historia. Lima: Biblioteca
Nacional del Perú, s. a. Consultado el 30 de octubre del 2017 en https://goo.gl/SdtHoM
MISIÓN JESUITA PERUANA. «Colegios jesuitas». En página web Misión Jesuita Peruana, s. a. Consultado el 30 de octubre
del 2017 en https://goo.gl/SHNNWW
ORREGO PENAGOS, Juan Luis. «Los jesuitas en Lima (1)». En Blog de Juan Luis Orrego Penagos, 2 de noviembre del 2011. Consultado
el 30 de octubre del 2017 en https://goo.gl/VdBiYQ