En
una entrada de la educadora y comunicadora ecuatoriana Rosa María Torres, que
aparece en su blog Otra Educación, se
resaltan los grandes logros que ha tenido Finlandia como país del primer mundo,
que se hacen más destacables si se toma en cuenta que antes de llegar a ese
nivel aquel país era considerado como el
más pobre del norte de Europa. Así lo presenta la autora: «Elegido en 2010 como "mejor
país para vivir" por la revista Newsweek; Helsinki, la capital,
elegida en 2011 "mejor ciudad del mundo para vivir" por la revista
británica Monocle. En los primeros lugares en el ranking de los países
más democráticos y también de los menos corruptos (Transparency International 2011). Uno de los cinco "países más felices del
mundo", según la encuesta Gallup (2010); uno de los más
prósperos, según el Legatum Prosperity Index (2011); uno de los
económicamente más competitivos según el Índice de Competitividad Global del Foro
Económico Mundial; primero en la Clasificación Mundial de
Libertad de Prensa 2011-2012; uno de los tres primeros en el Índice
Mundial de Conectividad 2012 estimado por el Foro
Económico Mundial (pionero en establecer el acceso a Internet y a banda ancha
como un derecho ciudadano, en 2010). Uno de los cinco mejores países para ser
madre, según el Informe Mundial de las Madres de Save the Children (2011)». (Véase: http://otra-educacion.blogspot.com.es/2011/06/glosario-minimo-sobre-la-educacion-en.html).
A
esta larga relación de distinciones habría que agregarle otras mencionadas por
Andrés Oppenheimer en su libro ¡Basta de
historias! La obsesión latinoamericana con el pasado y las 12 claves del futuro:
«[Finlandia] Está en el primer puesto del ranking
de los países más democráticos del mundo de la organización Freedom House (…),
y es el país con el mayor número de investigadores científicos per cápita en el
Índice de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas». (2010: 63).
Sin
embargo, allí no acaba todo, para la investigadora ecuatoriana, «la principal
razón por la que Finlandia ha pasado a ser conocida y admirada en el mundo
entero en los últimos años es, sin duda, su educación.
»Los resultados de las pruebas escolares PISA
(prueba trianual aplicada por la OCDE desde 2000 a alumnos de 15
años en los países de la OCDE así como en varios países en desarrollo, para
medir sus capacidades en lectura, matemáticas y ciencias) han ubicado a Finlandia,
reiteradamente, en los primeros lugares. En la primera evaluación, Finlandia
cobró notoriedad mundial al ubicarse en primer lugar en lectura, cuarto en
matemática y tercero en ciencias. En la segunda evaluación, en 2003, incluso
mejoró sus resultados. Dichos resultados son sorprendentemente uniformes entre
la población escolar —la diferencia entre los mejores y los peores resultados
de PISA es la más pequeña del mundo— mostrando un país equitativo, con real
igualdad de oportunidades. El abandono escolar es muy bajo, en un contexto
europeo y mundial caracterizado por preocupantes niveles de abandono escolar,
sobre todo en el nivel medio (OECD, Report on Equity and
Quality, 2012)». (Véase: http://otra-educacion.blogspot.com.es/2011/06/glosario-minimo-sobre-la-educacion-en.html).
La
razón por la que hemos mencionado estos datos es porque, según la nota
informativa de Paola Ortiz titulada «Quién lee más y mejor en el mundo» de la
página electrónica Univisión Online, hay países que tienen el más alto
porcentaje de lectores: «Suecia encabeza la lista. De acuerdo con el Eurobarómetro, un reporte de
la opinión pública en la Unión Europea, el 80 por ciento de los suecos ha
leído al menos un libro en su vida.
»En la misma lista le siguen los finlandeses con un 75 por ciento y los británicos, con un 74 por ciento. De acuerdo con este reporte, en promedio 60 por ciento de los europeos ha leído al menos un libro en los últimos doce meses.
»En la misma lista le siguen los finlandeses con un 75 por ciento y los británicos, con un 74 por ciento. De acuerdo con este reporte, en promedio 60 por ciento de los europeos ha leído al menos un libro en los últimos doce meses.
»Sin embargo, de acuerdo con los diagnósticos de la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Finlandia encabeza la lista de
los que mejor entienden lo que leen, seguido por Canadá, Nueva Zelanda y
Australia». (Véase: http://archivo.univision.com/content/content.jhtml?cid=1072656).
Tenemos,
entonces, que los finlandeses cuentan con la mejor educación del mundo y, como
consecuencia natural de ello, tienen los porcentajes más altos de lectores y lideran la lista de los que mejor
comprenden lo que leen. A
esta habilidad lectora se deben, sin duda, los logros y títulos obtenidos por
Finlandia ya mencionados líneas atrás.
La
pregunta que uno se hace aquí al respecto es: ¿cómo hizo este país para alcanzar
ese buen nivel de lectoría tanto cualitativo como cuantitativo? La posible
respuesta, que podría sorprender a muchos, tiene toda la traza de la anécdota,
chanza o hecho curioso. Dejemos que Oppenheimer, en su impreso ya citado, lo
cuente: «según me dijo el director del departamento de prensa de la cancillería
finlandesa, Pietri Toumi-Nikula, la clave del éxito finlandés está en la
educación, y los logros del país en materia educativa probablemente se remonten
a un edicto del arzobispo luterano Johannes Gezelius en el siglo XVII, que decía
que ningún hombre que no supiera leer podría casarse. La motivación del
arzobispo Gezelius era hacer avanzar la reforma de Martín Lutero, que
propugnaba remplazar la liturgia de la Iglesia Católica por una relación más
personal de los fieles con Dios, para lo cual era necesario que aprendieran a
leer. Y con el tiempo, el hábito de la lectura se expandió en el país, al punto
de que hoy el diario más importante de Finlandia —el Helsingin Sanomat— tiene una tirada de casi medio millón de
ejemplares, una de las más altas del mundo en relación con la población del
país [Finlandia tiene una población de 5.3 millones de habitantes]». (2010: 63 y
64).
Así
tenemos que, muy probablemente, el hábito lector de los finlandeses se
desarrolló desde el siglo XVII por el deseo de estos de casarse (único modo en
aquellos tiempos de conseguir la unión carnal con la pareja elegida), y por el
condicionamiento reformista luterano establecido para poder hacerlo.
Ante
lo expuesto, si hubiera que otorgar a un país el título, inexistente aún pero
posible de proponerse, de Capital Mundial de la Lectura1 seguramente
sería Helsinki (capital de Finlandia)2 a quien habría que dárselo.
1
No
sería lo mismo que el título de Capital Mundial del Libro que otorga cada año la
UNESCO a las ciudades que promueven la lectura entre sus habitantes (como lo
veremos más detenidamente en nuestro siguiente envío). El título de Capital
Mundial de la Lectura tendría que otorgarse a la ciudad cuya población
mayoritaria lee y comprende lo que lee, y, por lo mismo, muy pocas ciudades
podrían disputarse ese honor y las pocas ciudades que lo lograsen conservarían
la distinción por los tres años en que lideren una evaluación de lectura
escolar y universitaria realizada precisamente cada tres años, que sería la
encargada de ayudar a discriminar y decidir quién se lleva el galardón. Esto
sería muy útil para saber a quién debemos emular en materia de lectura
comprensiva y darles el debido reconocimiento, ayudaría también a ver más claramente
la relación entre destrezas lectoras y desarrollo, y a desterrar la idea equivocada de que
lectores solo son aquellos que leen obras literarias, de filosofía y afines.
Esta
es solo una idea lanzada al viento, que necesita revisarse y enriquecerse y,
por lo mismo, es susceptible de mejorarse.
2 El saber, relacionado estrechamente con la lectura, cumple un rol de primera importancia en esta ciudad europea. Un detalle, señalado por Oppenheimer, lo refleja nítidamente: «Cuando el taxi me dejó en la sede central de la Universidad de Helsinki, lo primero que me sorprendió fue su ubicación: está en la plaza central de la capital, el sitio más importante del país. En efecto, la universidad ocupa toda una cuadra frente a la Plaza del Senado, cuyos otros vértices están ocupados, respectivamente, por la Catedral, la sede del Consejo de Estado, donde despacha el primer ministro, y una serie de tiendas de lujo (…).
»Helsinki
no es la única ciudad del mundo que tiene su universidad en una ubicación
privilegiada: la Universidad de Oxford, en Inglaterra, y la Universidad de
Harvard, en Cambridge, Estados Unidos, también están en el corazón de sus
respectivas ciudades. Sin embargo, nunca había visto otra capital de un país que
tuviera a su universidad en la plaza central, frente a la sede del gobierno.
Quienes habían diseñado la plaza central de Helsinki a principios del siglo XIX
habían dejado en claro que la universidad era una de las columnas vertebrales
del país.
»“Los principales poderes del país están representados aquí —me dijo Kari Raivio, rector saliente de la Universidad de Helsinki, mientras mostraba la plaza por la ventana de la sala de conferencias de la rectoría—. El poder del gobierno está en el lado este de la plaza, el poder de la Iglesia en el lado norte, y el poder de la mente, la universidad, en el oeste. Desde el principio, esta casa de estudios ha jugado un rol central en la historia del país”» (2010: 74 y 75).
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Nota: La foto de la Universidad
de Helsinki en medio de la plaza central de la capital de Finlandia al
inicio de este envío fue tomada de la siguiente dirección electrónica: http://rosaenfinlandia.blogspot.com/2006/05/helsinki-con-alina-23-y-24-de-mayo.html
TORRES, Rosa María. «Glosario mínimo sobre la educación en Finlandia». Blog Otra Educación. Consulta: 27 de septiembre del 2012. <http://otra-educacion.blogspot.com.es/2011/06/glosario-minimo-sobre-la-educacion-en.html>
ortiz, Paola. «Quién lee más y mejor en el mundo». Univisión Online. Consulta: 27 de septiembre del 2012. <http://archivo.univision.com/content/content.jhtml?cid=1072656>