sábado, 31 de mayo de 2014

EL CONOCIMIENTO DEL ALFABETO Y LA PERCEPCIÓN


Tratar este tema con profundidad tomaría mucho tiempo y espacio. Por tal razón, solo hago una anotación sobre el punto en esta entrada.

En la Universidad de San Marcos, escuché narrar de dos profesores distintos una anécdota tomada del libro La galaxia de Gutenberg, de Marshall Mc Luhan, que me motivó a comprarlo.

Mc Luhan recuerda «un trabajo del profesor John Wilson, del Instituto Africano de la Universidad de Londres», y señala que a las sociedades letradas no les resulta fácil comprender por qué «los pueblos analfabetos no pueden ver en tres dimensiones, o en perspectiva. Nosotros damos por supuesto que este es el modo normal de visión, y que no se necesita entrenamiento alguno para ver fotografías o películas» (1985: 50).

El erudito canadiense reproduce la experiencia de Wilson (que ayuda a entender lo anteriormente señalado) en tratar de enseñar a leer a los nativos empleando películas en los siguientes términos:

La prueba siguiente fue muy, muy interesante. Este hombre —el inspector de sanidad— hizo una película, en «tempo» muy lento, de técnica muy lenta, sobre lo que se hace preciso en un hogar ordinario de una aldea africana primitiva para la evacuación del agua estancada —regatos [arroyo pequeño] de drenaje, recoger todas las latas vacías y llevárselas lejos, etc.—. Proyectamos esta película ante un grupo de indígenas y les preguntamos qué era lo que habían visto; respondieron que habían visto un pollo, un gallo, y nosotros ¡no sabíamos que hubiese un gallo alguno! Revisamos cuidadosamente todos los fotogramas, uno por uno, en busca del gallo, y, ¡¿cómo no?!, durante un segundo, poco más o menos, un gallo pasaba volando por una de las esquinas del encuadre. Alguien lo había asustado, y el ave pasó volando por la derecha de la zona inferior de la escena. Esto es todo lo que habían visto. Todo lo demás, que él había confiado que captarían de la película, no lo habían captado, pero vieron algo que nosotros no sabíamos que estuviese en ella hasta que la inspeccionamos minuciosamente. ¿Por qué?... Desarrollamos toda clase de teorías. Quizá fuese el súbito movimiento del pollo. Todo lo demás había sido filmado con una técnica lenta —gentes avanzando despacio, recogiendo una lata, demostrando… y todo el resto—, y el ave era, al parecer, la única realidad para ellos. […]

Bien, cuando continuamos preguntándoles, habían visto un hombre, pero lo realmente interesante es que no habían seguido la trama de la película; en realidad, como descubrimos más tarde, no habían visto ningún encuadre en su conjunto, sino que los habían inspeccionado en busca de detalles. Después supimos, por boca de un artista y de un oftalmólogo, que un público sofisticado, un público acostumbrado a las películas, enfoca la mirada en un punto un poco adelantado de la pantalla plana, de modo a captar todo el encuadre. En este sentido, una foto es también una convención. Primero ha de mirarse en su conjunto, y aquellas gentes no lo habían hecho, al no estar acostumbradas a las fotos. Cuando se les ofreció una, comenzaron a inspeccionarla, como hace el disco explorador de una cámara de televisión, y la examinaron rápidamente. Al parecer, esto es lo que hace el ojo no acostumbrado a las fotografías —explorarlas— y ellos no habían podido explorar cada encuadre de la película antes que desapareciese, a pesar de la lenta técnica en ella empleada (1985: 51 y 52).

Una explicación a este fenómeno que complementa lo sostenido por el profesor Wilson al final de la cita la encontramos en el siguiente pasaje:

El conocimiento del alfabeto da a las personas el poder de enfocar la mirada un poco por delante de cualquier imagen, de modo que la captan en su totalidad a un golpe de vista. Las gentes analfabetas no han adquirido este hábito y no miran los objetos a nuestro modo. Más bien exploran los objetos y las imágenes como hacemos nosotros con una página impresa, trozo a trozo. Y así no tienen un punto de vista separado. Se identifican plenamente con el objeto. Entran resueltamente en él. El ojo no se usa en perspectiva, sino  táctilmente, por decirlo así (1985: 52).

Esta escena muestra que la alfabetización y, por extensión, la lectura ayudan a desarrollar habilidades en las personas de las que no siempre somos conscientes o, en ocasiones, no las llegamos a percibir si no a través de una investigación o de hechos fortuitos relacionados con el trabajo de campo.


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Nota: La imagen, al inicio de esta entrada, se obtuvo de la siguiente dirección electrónica:  http://goo.gl/WPSyK



Bibliografía

MC LUHAN, Marshall. La galaxia de Gutenberg. Barcelona: Editorial Planeta-De Agostini, 1985.